• 21 de Noviembre del 2024
Elsa Herrera Bautista

Elsa Herrera Bautista

¿Qué clase de personas seríamos nosotros si no hacemos algo por cambiar el lugar donde vivimos, el lugar donde estamos? ¿qué clase de personas seríamos? Son las preguntas que se formula un joven estudiante de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos en el minuto sesenta y nueve del documental “Ayotzinapa, el paso de la tortuga” (García Meza, 2018). Esta pregunta resuena en mi cabeza como un ruido incómodo, casi como un dolor. Volví a escucharla el jueves pasado (en el décimo aniversario de la desaparición de los 43), estaba acompañada un grupo de jóvenes estudiantes de arte digital, con quienes comparto un curso denominado arte, lenguaje y sociedad. Ellas y ellos, habitualmente de apariencia alegre y despreocupada, se encontraron, al finalizar el documental, con una actitud más bien sombría, sintiendo el peso de la realidad y de la historia. Esta sensación fue confirmada por sus comentarios:

El 10 de septiembre fue establecido por la OMS desde 2003 como el Día mundial de la prevención del suicidio. Como ya es costumbre en todos los días mundiales, estaremos pendientes del boletín del INEGI con las cifras nacionales actualizadas respecto al problema, que será desglosado por entidad federativa, sexo y grupo de edad. Seguramente también habrá  foros, eventos y conferencias en diversas instituciones públicas y privadas.

Mediados de febrero, ha pasado un poco más de un mes desde que el cadáver de un bebé, llamado Tadeo, fue hallado en el interior de un contenedor de basura en el penal de San Miguel, en Puebla –siempre me ha parecido curioso que el penal tenga el mismo nombre que ese Santo al que mucha gente visita el 29 de septiembre para hacerle promesas y para hacerle peticiones.

Según datos del Balance anual 2021 “Discriminación y violencia contra la niñez durante la sindemia[1]”, elaborado por la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), la situación de niñas, niños y adolescentes a nivel nacional es cada día más problemática.

Muchas madres y muchos padres de familia sentimos indecisión e inseguridad frente a la inminente reapertura de las escuelas, sobre todo porque estamos atravesando la llamada tercera ola de la pandemia y, en el caso de la Ciudad de Puebla, nos encontramos en semáforo anaranjado, con un elevado número de contagios diarios de COVID- 19.

 

Al escuchar a las madres, se hace evidente la necesidad de recordarle a las autoridades que su deber es investigar

Hace un par de días tuvimos noticia de que Juan Carlos Portillo, de treinta años de edad y egresado de la licenciatura en Artes Plásticas de la BUAP, fue detenido por escandalizar en la vía pública —lo que sea que eso signifique— y de que pocas horas después apareció sin vida en los separos de la Policía Municipal de San Miguel Xoxtla.

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