El ombligo del mundo
En ese fragmento de tejido el hombre concentra su esencia, su alcurnia y, algunas veces, una miseria que es inútil no aceptar
En ese fragmento de tejido el hombre concentra su esencia, su alcurnia y, algunas veces, una miseria que es inútil no aceptar
De la abundancia del corazón habla la boca, afirma Lucas en su evangelio. Pero a veces ese corazón se desboca, diciendo lo que tal vez deberíamos callar
Esa noche parecía tenebrosa, el aire estaba frío, intuía no sé qué cosa, mi cuerpo estaba rendido, no podía más
La memoria es seriamente irónica. Recordamos sucesos añejos, pero el suceso inmediato lo perdemos en un laberinto misterioso de recuerdos
Cuando esos pequeños destellos neurológicos se repiten sin cesar cuando menos lo esperamos, se vuelven incómodos