Amores pérfidos
A Chely
¡No me diga! ¿Cómo cree? Le juro que estaba en amarillo. Es el de en medio, ¿no? Bueno, pues lo vi clarito, en serio. Sí señor oficial, sí.
Apenas daban las nueve. Subió la persiana de la sala y supo que alguien había remojado las nubes en la cubeta del trapeador. El cielo estaba como alma de poeta maldito, pero en el edificio de enfrente la vecina se…