Es lo que le pasó a Javier Casique, el priista que tras un paso vergonzoso por Puebla, tomó sus maletas y se fue a su terruño, el estado de Oaxaca, donde aún tiene sus tentáculos un advenedizo de la 4T, Alejandro Murat. Ahora es flamante diputado local, sí, por el PRI. Es la única lealtad que le queda, pues al grupo al que perteneció, el Dogerismo, lo dejó botado. Como un vil trapo. Ahora aplica el Turismo Legislativo a plenitud. Vea usted: fue legislador en Puebla, tuvo una curul federal representando al Estado de México y, ahora, está en Oaxaca. Esto debería de ser materia en Ciencias Políticas. No lo hace por ser un verdadero gestor popular, no, es por no vivir fuera del presupuesto (sería vivir en el error), como diría Don César Garizurieta, alias “El Tlacuache”, quien acuñó la memorable frase en tiempos del presidente Miguel Alemán Valdés. Un viejo dogma priista que en pleno siglo XXI, Casique Zárate cumple a cabalidad, como su amigo, compadre, hermano, el dirigente nacional del tricolor, Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas, quien le permitió seguir cobrando del erario. ¿A cambio de qué?, sería la pregunta. Sólo ellos dos lo saben.
Es cuanto.
La presidenta y la iglesia
Menuda reunión se registró en la Casa del Lago, sede de la cúpula de la Iglesia Católica en el país. Los obispos recibieron a Claudia Sheinbaum para sostener un encuentro, en el que hubo bendiciones, pero también peticiones. La más sonada: la inseguridad, la violencia que campea por el territorio nacional. En su comunicado, la Conferencia del Episcopado Mexicano solicitó su participación en la educación, eso sí, aclararon que respetaría la pluralidad. Dijeron los prelados que se sumarían a la Agenda de Paz de la 4T. Pero llamó la atención que ninguno de los sacrosantos miembros de la Bendita Oposición apoyara la moción, ni un tuit, o post se escribió para criticar a los sacerdotes por entablar diálogo con la rival política. Nada. Silencio. De ahora en adelante, más calladitos se verán más bonitos.
Es cuanto.
Alemania y su circunstancia
La primera potencia europea, o por lo menos de la UE, está en serios problemas. Y no por el enemigo favorito de Occidente, Rusia; ni tampoco por lo que vendrá, a partir de enero, con Donald Trump, al frente del país que somete a todo un continente. No. Olaf Scholz, el alumno menos avanzado de Angela Merkel, es incapaz de sostener un gobierno y, en menos de un mes se le desmoronó. Peeeeeero, eso sí, anda ocupado en criticar a gobiernos progresistas. Y para su causa, utiliza a su medio preferido, DW, y a periodistas mexicanas de la derecha. La primera, Anabel Hernández. La segunda: Carmen Aristegui. Ésta última afirma que México se enfila al autoritarismo. Claro, uno diferente, el que ya no conviene, que daba dinero y espacios. Of course. Ese no era autoritario, era cómodo. Por eso, como dice el conocido refrán popular: Candil de la calle, oscuridad de su Parlamento.
Es cuanto.
