• 22 de Diciembre del 2024
Álvaro Ramírez Velasco

Álvaro Ramírez Velasco

Las metas aritméticas que, desde mucho antes del arranque formal del proceso electoral concurrente, se plantearon la presidenciable Claudia Sheinbaum Pardo y el ahora virtual gobernador electo, Alejandro Armenta, las cumplieron con precisión rigurosa e incluso con ganancia. No fallaron.

El llamado tuvo valor de instrucción. Se construye desde la lógica aritmética y con base en los informes que han venido recibiendo sobre las proyecciones de Puebla, en los campamentos de la presidenciable Claudia Sheinbaum Pardo y del candidato a la gubernatura, Alejandro Armenta: “el triunfo completo es viable”.

Las más de cinco mil familias libanesas asentadas en Puebla, con tradición y orgullo ancestrales, pero también mucho arraigo poblano, expresaron su cobijo firme a José Chedraui Budib, en su ruta a la presidencia municipal. El tema es de relevancia, porque así los integrantes de esta comunidad honran el origen y cumplen con una de sus más preciadas y sólidas convicciones: la fortaleza en la unidad y la lealtad. También lo es porque el respaldo trasciende el carácter moral y es absolutamente real y efectivo.

En el histórico de los careos entre Alejandro Armenta y Eduardo Rivera, el senador morenista mantuvo siempre una amplia diferencia, de más de 15 puntos en promedio, pero fue en diciembre pasado, cuando el panista se separó de su cargo como alcalde, cuando comenzó a ampliarse consistentemente una distancia que hoy se sitúa en 28.4 por ciento, de acuerdo con la firma Indicadores.

La principal falla de los partidos de oposición al lopezobradorismo ha sido su incapacidad de mover y convocar al voto que, además de ser la mayoría aritmética electoral, se siente atendida, representada y reivindicada por aquello que han llamado la Cuarta Transformación (4T).

En la riesgosa recta final de las campañas, justo cuando cualquier error tiene costos fatales, la alianza que han conformado PRIANPRD y el local Pacto de Integración Social (PSI) se quedó sin discurso, en el debate y en el día a día de la contienda, contra el lopezobradorismo poblano y, ahogada en su propia lengua, anda sobre arenas movedizas.

Una oportunidad inmejorable tendrá Moisés Ignacio Mier Velazco, candidato de Morena al Senado de la República, para demostrar que no tiene pactos oscuros con el PRIANPRD y el local Pacto de Integración Social (PSI) y su adversario, Néstor Camarillo Medina, en el debate que se celebrará el próximo 8 de mayo.

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