• 22 de Diciembre del 2024
Álvaro Ramírez Velasco

Álvaro Ramírez Velasco

La Secretaría de Educación (SEP) estatal había sido un botín de manos perversas que, a través de laberintos, triangulaciones y simulaciones fiscales, encontraron un modelo de negocios interminable. Era la tradición permitida, que drenó el presupuesto por décadas.

La noche del 31 de agosto de 2022, Alejandro Armenta retó al sistema completo. En una tercera votación y de manera histórica, ganó para convertirse en el segundo poblano en la historia en presidir el Senado de la República.

Las miradas miopes no han alcanzado a ver, en su entera dimensión y fuerza, los nombramientos de Alejandro Armenta para la integración de su gabinete; pronto se darán cuenta. Está, en especial, porque ocurrió recién este lunes, el clarísimo mensaje y blindaje que se da a la próxima Secretaría de Educación Pública (SEP) estatal.

Tensión. Días aciagos. Los ceniceros colmados de colillas de cigarros Raleigh. Andrés Manuel López Obrador estaba listo para ir a la cárcel, que era la única forma que había encontrado la derecha rancia y fascista, para frenar su avance y el respaldo popular que lo perfilaban a la Presidencia de la República. Era abril de 2005.

La inclusión del gobernador de Puebla, Sergio Salomón, en el próximo gobierno federal fue anunciada con especial énfasis por la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo. Lo dijo en su conferencia de prensa este lunes, cuidando que la mención al poblano no quedara fuera de una respuesta que ofreció sobre la integración de su futuro equipo.

La identidad con los principios de la Cuarta Transformación (4T), que son esencia del proyecto de Alejandro Armenta, son indispensables para ser considerado como integrante de su equipo. Así lo ha dejado ver el gobernador electo con los primeros nombramientos que hizo, la semana pasada, sin que nadie, ni los mismos nombrados, lo esperaran.

¿Qué dejó el neoliberalismo feroz, ineficiente y falaz en el país? Más pobreza, más inseguridad, violó los derechos humanos y agudizó los conflictos sociales. Especialmente en Puebla, la etapa fascista y oscura del morenovallismo arrojó deudas para generaciones a los poblanos y las poblanas, con obras de relumbrón, para exaltar una escenografía, sin sentido social, y contratos leoninos, para favorecer a un puñado rapaz.

En el sistema neoliberal, que ha sido desmantelado con la Cuarta Transformación (4T), los equipos gubernamentales se llenaron de tecnócratas, que tenían las paredes tapizadas de diplomas de universidades extranjeras, pero que jamás en su vida habían caminado las calles, andado los surcos, visitado los pueblos, explorado las ciudades o convivido con las comunidades; menos aún, conocían a las personas, sus necesidades y sus anhelos.

La semana que comienza traerá la definición sobre la ruta legislativa del paquete de iniciativas que darán forma y diseño al gobierno de Alejandro Armenta, que comenzará el próximo 14 de diciembre.

Néstor Camarillo Medina logró trascender, de ser un político apenas incipiente de costumbres e imagen bucólicas, de una provincia complicada por la delincuencia, a convertirse en senador electo – espurio para muchos –, en gran medida, gracias a sus amigos, leales, firmes y siempre dispuestos a ayudarlo. Sin embargo, ellos y ella consideran que él los “traicionó”.

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