Ahí, vienen multas millonarias contra los partidos en la entidad. En el dictamen de Puebla, que consta de 3 mil 300 hojas, se establecieron multas a todos los institutos políticos. Pero eso es especialmente una muy mala noticia para el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que en el estado encabeza el senador electo, para muchos espurio, Néstor Camarillo Medina. Se definirán en tribunales, pero será una multa de varios millones de pesos. ¿Dónde está la verdadera tragedia para el tricolor? En qué redujo su votación y eso significará una disminución en sus prerrogativas, es decir el dinero público que recibe cada mes, de al menos 40 por ciento de lo que hoy tiene: alrededor de 3.5 millones de pesos. A eso, además, hay que reducirle el monto mensual que se prorrateará para cubrir las multas. Y lo peor de todo, el Comité Directivo Estatal (CDE) del PRI no cuenta con un equipo jurídico lo suficientemente hábil y maduro como para poder impugnar esas multas que le ha mandado el INE. ¡Mejor hagan la vaquita o pasen la charola!, no tendrán de otra.
Es cuanto.
Roxana y su circunstancia
Cuando creíamos haber visto todo, viene Roxana Luna y nos confirma que… falta muuucho por conocer. Veamos. El miércoles se llevó a cabo una manifestación “en contra del fraude electoral” (¿miau?) en San Pedro Cholula. Solamente que hubo unos detallitos a tomar en cuenta. El primero: La aludida ni siquiera estuvo en la marcha, de principio a fin. Como hacían los viejos dirigentes sindicales, llegaban en las lujosas camionetas sólo para el mitin, pero no gastaban suela de los Nike, los Ferragamo o, de a perdis, los Hush Puppies. Nada. “Para eso están mis sublevados, para eso les pago”, dirían en tiempos pasados. No dude que pasó algo así. Otro detalle. Llegaron al mitin puro derrotado, encabezados por Eduardo Rivera. Y sí, se subió al templete y acusó “fraude electoral”. Y se dicen defensores de la democracia. Las urnas ya hablaron y siguen dividiendo a los cholultecas. No entienden que no entienden na-di-ta.
Es cuanto.
Tranquilos y nos amanecemos
Sin tener una definición sobre la candidatura demócrata, todo apunta a que será Kamala Harris la que se enfrente a Donald Trump en las presidenciales en la Unión Americana. Hasta ahí, todo parece ir bien. Lo que pasa es lo que ya se le podría llamar el “Efecto Kamala”, pues como arte de magia, en las encuestas posteriores a que Joe Biden le cediera la estafeta, subió unos puntos. Tantos que, en el cuartel republicano, donde ya habían hecho las “cuentas de la lechera”, hay nerviosismo y una que otra gota de sudor. El discurso que el actual inquilino de la Casa Blanca debe irse se va a agotar. Ahora bien, ¿qué pasaría si la actual vicepresidenta gana? Pues sería, de entrada, algo inédito en Estados Unidos. Una mujer presidenta, de minorías raciales, sería un golpazo al tema de género y del aún persistente racismo gringo, blanco, supremacista. ¿Cómo sería la relación con otra presidenta, la de México? Creemos que, en un mundo ideal, podría ser inigualable. A ambos países les iría bien, claro, con sus bemoles. Pero ¿mejor que con Trump? Sin duda.
Es cuanto.
