Los baches son los entes públicos más democráticos que existen en este país, por lo menos. ¿Por qué? Pues porque abarcan a prácticamente todas las vialidades. No tenemos pruebas, pero tampoco dudas, pero en las millones de calles y avenidas que hay en los 32 estados y la Ciudad de México siempre hay un bache democrático. Chiquito, grande, lunar, cráter, zanjas; algunos tienen cemento, otros ladrillo hecho polvo; otros tienen plantas. Hay baches que tienen 20 años de vida, otros meses. No más llueve tantito y brotan como gusanos, se abren fácilmente. Hasta las carreteras y autopistas de cuota hay hoyos. No es exclusivo de administraciones del PRI, del PAN, PRD, MC, Morena, Verde, FXM, NA y demás colores políticos, es de todos. Tenemos la teoría de que el pavimento no está hecho para el cambio climático, ni el concreto hidráulico (ese que iba a durar 20 años; van 10). Hasta en la terracería hay baches. Por eso decimos que son democráticos, afectan a todas las clases sociales, si tiene o no auto, moto, triciclo, bicicleta, transporte público; de gasolina, eléctrico, gas, híbrido. Es uno de los problemas que más molesta a los ciudadanos, lo dice el INEGI en la Encuesta Nacional sobre Seguridad Urbana 2024: 77.7 % de la población de 18 años consideró que, en cuanto a los problemas en su ciudad, los más importantes son los baches en calles y avenidas.
Es cuanto. (Ver encuesta en este enlace)
Octubre infernal
Hace 367 días se desencadenó una de las masacres más terrorífica en este siglo. Israel mantiene un asedio constante contra Gaza, y ahora dirige sus misiles a Líbano, con el argumento de una lucha contra el terrorismo, Hezbolá y Hamás, para ser más precisos. No obstante la narrativa que se publica en medios occidentales (si criticas eres antisemita), la realidad ha superado las razones. En este más de un año del ataque que desató la guerra, Israel no está en los mejores términos, pero como recibe el apoyo armamentístico de Estados Unidos y países de Europa, no lo han resentido. Por ejemplo, Colombia y Rusia suspendieron el envío de carbón para la generación de electricidad, en plena transición energética. Además, la popularidad del premier Benjamín Netanyahu está por los suelos, y el pueblo judío está harto de vivir con miedo y con crisis económica. (Un dato: nadie quiere los bonos israelíes). Ni qué decir de los palestinos. Así ha pasado un año con más de 41 mil muertos, en Gaza. Israel ya perdió.
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