• 30 de Enero del 2025
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Lenguaje corporal, un espejo de la mente

El ser humano miente todo el tiempo, distintas investigaciones han demostrado que al menos lo hacemos dos veces al día. El maquillaje, los disfraces, los accesorios y hasta la forma de hablar pueden ser formas distintas de mentirle a los demás.

Un estudio realizado en 2011 por científicos de la Universidad de Columbia descubrió que mentir activa las áreas del cerebro asociadas con la toma de decisiones y la cognición. Sin embargo, a medida que una persona miente más, esas áreas se vuelven más eficientes, lo que facilita las mentiras futuras. Esto explica por qué algunas personas se vuelven muy hábiles para mentir con el tiempo.

Según un estudio de la Universidad de Virginia, los niños comienzan a mentir a los 2 o 3 años. A esta edad, las mentiras generalmente se basan en la necesidad de evitar el castigo o lograr una recompensa, y se desarrollan con el tiempo a medida que los niños aprenden a navegar por el complejo mundo social.

La mentira es una parte ineludible de la naturaleza humana, pero, descubrirla no siempre es sencillo. El lenguaje corporal puede ser un indicio clave para detectar si una persona está siendo sincera o está ocultando la verdad. A lo largo de los años, los expertos en psicología han desarrollado diversas técnicas y métodos para analizar el comportamiento no verbal, y uno de los más reconocidos es el Dr. Paul Ekman, pionero en el estudio de las emociones y expresiones faciales.

Ekman afirma que las emociones y pensamientos suelen reflejarse en el cuerpo, incluso cuando las palabras intentan ocultarlos. Las microexpresiones, que son movimientos faciales involuntarios y breves, pueden delatar las emociones genuinas de una persona.

Un ejemplo clásico es cuando una persona intenta sonreír, pero, no lo hace de manera completa. En una sonrisa genuina, los músculos alrededor de los ojos se contraen (las “patas de gallo”), mientras que, en una sonrisa falsa, solo los músculos de la boca se activan, sin que haya un movimiento en los ojos. Esta pequeña diferencia puede ser crucial para identificar si alguien está siendo honesto o no.

Señales comunes del lenguaje corporal en la mentira

Evitar el contacto visual: Una persona que miente a menudo evitará mirar a los ojos de la otra persona. Sin embargo, no siempre es un signo claro de mentira, ya que algunas personas simplemente se sienten incómodas con el contacto visual. Lo que realmente importa es la intensidad y la coherencia de la falta de contacto visual: si es abrupto o excesivo, puede ser una señal de evasión.

Movimientos nerviosos: Las mentiras pueden generar ansiedad, y el cuerpo reacciona con movimientos involuntarios. Estos pueden incluir frotarse las manos, tocarse el rostro, rascarse la cabeza o moverse de manera inquieta. Si estos gestos ocurren de forma repetitiva y fuera de contexto, podrían ser indicativos de que la persona no está siendo completamente sincera.

Gesticulaciones exageradas: A veces, cuando una persona miente, puede intentar sobrecompensar con gestos excesivos para parecer convincente. Sin embargo, la cantidad de gestos o la forma en que los utiliza puede delatar que está tratando de ocultar la verdad. Por ejemplo, una persona podría mover las manos excesivamente o encogerse de hombros de manera exagerada para dar énfasis a sus palabras.

Microexpresiones: Como mencionó Ekman, las microexpresiones son breves y pueden durar tan solo una fracción de segundo. A menudo reflejan emociones contradictorias con lo que la persona está diciendo. Por ejemplo, una persona que afirma sentirse feliz, pero que muestra una expresión de tristeza por un instante, podría estar ocultando su verdadero estado emocional.

Incoherencia entre palabras y cuerpo: Otro indicio común es cuando las palabras y los gestos no coinciden. Si alguien dice que está seguro de algo, pero, su postura o sus movimientos denotan inseguridad, es posible que no esté siendo completamente honesto.

Por supuesto que las señales anteriores dependen del contexto en que son analizadas, advierten los expertos.

Un estudio realizado por el Dr. Ekman en 2009 reveló que, en promedio, las personas mienten entre 10 y 200 veces al día. Esta cifra sorprendente incluye tanto mentiras pequeñas (como decir "estoy bien" cuando no lo estamos) como mentiras más significativas.

En tanto, un informe de la Universidad de Massachusetts destacó que aproximadamente el 60% de las personas mienten al menos una vez en una conversación de 10 minutos.

Otro dato es que el 70% de las personas cree que son mejores que los demás para detectar mentiras, según un estudio realizado por la Universidad de Chicago.

Martín Lutero aseguró que, “La mentira es como una bola de nieve; cuanto más rueda, más crece”. Lo que pone de manifiesto que anteponer un engaño a la verdad, se puede convertir en un auténtico laberinto sin salida.

Una mentira pequeña puede escalar rápidamente y volverse difícil de controlar, lo cual se ve reflejado en el comportamiento no verbal. Las personas que mienten pueden volverse cada vez más ansiosas o tener más dificultades para controlar sus gestos a medida que intentan sostener la mentira.

Arthur Schopenhauer dijo que, “El arte de la mentira es tan importante como el arte de decir la verdad”.

Schopenhauer se refiere a la habilidad que algunas personas desarrollan para mentir, pero no siempre es posible controlar todos los aspectos del comportamiento, especialmente aquellos más espontáneos e involuntarios, como las microexpresiones y los movimientos nerviosos. Esta es la razón por la cual la observación atenta del lenguaje corporal sigue siendo tan valiosa.

Mentiras históricas

  1. La "Guerra de los Mundos" de Orson Welles (1938):

El 30 de octubre de 1938, el director Orson Welles emitió una adaptación radial de "La guerra de los mundos", fue presentada como un noticiero en vivo sobre una invasión extraterrestre. Muchas personas que sintonizaron la transmisión a medio programa creyeron que la invasión era real. Este episodio se convirtió en un ejemplo icónico de cómo una mentira puede tener un impacto profundo en el público, generando pánico masivo.

  1. La historia de "El caso Watergate" (1972-1974):

Uno de los escándalos más grandes en la política estadounidense, donde el presidente Richard Nixon y su administración intentaron encubrir su participación en un robo a la sede del Partido Demócrata. La mentira inicial para cubrir el crimen llevó a una serie de investigaciones que finalmente resultaron en la renuncia de Nixon. El "Watergate" es un claro ejemplo de cómo las mentiras gubernamentales pueden tener consecuencias desastrosas.

  1. El famoso "Caso de la mentira de los médicos soviéticos" (1953):

En la antigua Unión Soviética, en 1953, se dio un escándalo en el cual varios médicos judíos fueron acusados de conspirar para asesinar a los líderes del gobierno soviético, entre ellos el mismo Stalin. Esta mentira política fue utilizada como pretexto para una ola de arrestos y purgas dentro del sistema médico y político, mostrando cómo las mentiras pueden ser utilizadas como herramientas de control en regímenes autoritarios.

  1. El "Trojan Horse" en la antigua Grecia:

Un ejemplo histórico antiguo donde la mentira fue clave para la estrategia militar. Durante la Guerra de Troya, los griegos construyeron un gigantesco caballo de madera y lo dejaron frente a las puertas de la ciudad de Troya como una "ofrenda". Los troyanos, creyendo que era un regalo y símbolo de paz, introdujeron el caballo dentro de la ciudad. En su interior, soldados griegos esperaban el momento oportuno para atacar y tomar la ciudad, un clásico ejemplo de cómo la mentira fue utilizada en la guerra.

  1. La "Gran mentira" de Hitler sobre el Reichstag (1933):

Después del incendio del Reichstag en Berlín, el Partido Nazi utilizó el evento para imponer una "ley de emergencia" que permitía a Hitler gobernar de manera dictatorial. La versión oficial de los nazis era que el incendio había sido una conspiración comunista, pero muchos historiadores creen que fue un acto planeado por el mismo Partido Nazi como pretexto para justificar la represión y el control totalitario, marcando otro ejemplo de cómo las mentiras pueden ser utilizadas para consolidar el poder.

La mentira puede ser difícil de detectar, pero, al final, "la verdad siempre sale a la luz". Como dijo Mark Twain: “Si dices la verdad, no tienes que recordar nada”.