Es cuanto.
Protesta nocturna
Es plausible que quienes se sientan agredidos, agraviados, dañados, afectados por cualquier cosa, casi siempre mirando al gobierno en turno, salgan a marchar, a manifestarse, a expresarse. Lo que hicieron la noche del lunes los trabajadores del Poder Judicial Federal, es loable. Eran unos mil congregados en el Ángel de la Independencia, alumbrada (irónicamente) de color rosa Frente Cívico. Sí, aunque no estemos de acuerdo. Es parte de la democracia que tanto tiran para arriba y para abajo los políticos de todas las ideologías habidas y por haber. Sólo una sugerencia, y una crítica: no se dejen mangonear por personajes que tienen intereses oscuros, sobre todo de aquellos que tiran con la izquierda y cobran con la derecha. No lo hacen por ustedes, sino por un coto de poder, por estar vigentes en el radar político, y algunos, sólo por joder al poder en turno.
Es cuanto.
Vuelve el caos
No más regresan las chiquillas y los chiquillos a clases y vuelven, también, las ansias, los nervios, los enojos, las mentadas de madre, los claxonazos, los cerrones, los y las impudentes… No más se ponen al volante, y las y los poblanos, literal, pierden la compostura, el glamur. No importa si trae un Vochito, un Golfito, un camionetón, una de redilas, una carcachita, o un deportivo, o una “mamá-van”, no importa, cuando alguien comete una estupidez, sacan el cobre y el barrio. El volante, al igual que el poder, iguala. ¿Quieren conocer a alguien? Denle poder, o pónganlo al volante. Son tantas las maldiciones que lanzan, sin ton ni son, que el Diablo no se da abasto para atenderlas a todas. ¡Bendito regreso a clases!
Es cuanto.