• 19 de Abril del 2025

Siete contingentes recorren Puebla con imágenes religiosas en la procesión de Viernes Santo

Foto: Arquidiócesis de Puebla

Con paso firme, cantos religiosos y rostros llenos de recogimiento, siete contingentes partieron de distintos templos de la ciudad de Puebla para participar en la edición XXXIII de la Procesión de Viernes Santo, una de las manifestaciones religiosas más importantes de América Latina.

Cada contingente cargó sobre sus hombros una de las siete imágenes sagradas que protagonizaron esta procesión, símbolo de la fe de miles de católicos que se congregaron para acompañarlas por las principales calles del centro histórico. Las imágenes veneradas fueron: la Virgen Dolorosa del Carmen, Nuestra Señora de la Soledad, Jesús de las Tres Caídas, Jesús Nazareno de San José, el Señor de las Maravillas, el Señor Jesús de la Misericordia y el Santo Niño Doctor de Tepeaca.

Desde sus respectivos puntos de salida, los contingentes caminaron entre oraciones, incienso y el sonar de tambores y trompetas sacras, hasta reunirse frente a la Catedral de Puebla, donde concluyó el recorrido. En cada tramo, los portadores de las imágenes se turnaban cuidadosamente, reflejando el compromiso espiritual que asumen año con año.

Destacó especialmente la participación del Santo Niño Doctor, que por quinto año consecutivo formó parte de esta conmemoración, acompañado por una numerosa hermandad que lo escoltó con cantos y plegarias desde Tepeaca hasta el corazón de la ciudad.

El recorrido contó con la presencia del arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, quien inició su trayecto en un vehículo eléctrico descubierto y, cerca de la Catedral, descendió para caminar junto a los fieles. A su lado estuvo el rector de la UPAEP, Emilio José Baños Ardavín, como parte del comité organizador que vela por la logística y el sentido espiritual del evento.

Con una participación estimada en más de 160 mil personas, la procesión reafirmó su relevancia no solo como un acto de fe, sino como una expresión de identidad colectiva profundamente arraigada entre los poblanos. A lo largo del recorrido, miles de personas hicieron valla y acompañaron con respeto el paso de los contingentes, uniéndose en oraciones y cantos que resonaron por todo el centro histórico.

La jornada concluyó con la ceremonia de la lectura de las Siete Palabras en el atrio de la Catedral, encabezada por el arzobispo y los obispos auxiliares, marcando el cierre de una jornada que dejó testimonio del fervor y la organización con la que Puebla vive su tradición más solemne.