• 17 de Octubre del 2024
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Gibrán Zea: el sable poblano que busca conquistar París 2024

Su deseo de participar en unos Juegos Olímpicos apareció al ver los de Atenas 2004.

Por Antonio Bautista

Era su sueño desde chiquito. Para alcanzarlo, ha tenido que abatir innumerables sables que se le han puesto enfrente, en dos décadas de su vida.

El sable en su puño derecho lo blande desde que tenía siete años. Gibrán Zea Armenta eligió el camino del duelo con acero para forjar su vida.

En su último desafío, este joven poblano conectó las estocadas suficientes para vencer a Rafael Western y conquistar su pase a los Juegos Olímpicos de Francia 2024.

Pero prepararse para ese combate lo obligó a dejar Puebla, su familia, su país y buscar al otro lado del mar su destino.

Gibrán Zea Armenta nació en 1997 y creció en Puebla hasta 2017. Desde pequeño mostró una pasión y talento para la esgrima, deporte que eligió porque quería “algo distinto” al futbol. Desde que empuñó un sable por primera vez, sus habilidades prometían un futuro brillante en el deporte. Sin embargo, alcanzar el nivel olímpico requirió sacrificios y decisiones difíciles.

Para perfeccionar su técnica y enfrentarse a los mejores, Gibrán tomó la decisión de mudarse a Europa. Primero estuvo tres años en Alemania; luego se mudó a Italia, un país con una rica tradición en la esgrima.

En Nápoles, encontró no sólo un nuevo hogar, sino también un ambiente de entrenamiento de élite que le permitió pulir cada aspecto de su esgrima.

Forma parte del Club Scherma Napoli y entrena bajo el mando de Alberto Coltorti, uno de los reconocidos maestros italianos, con más de 25 años de experiencia.

Las largas horas de práctica y la distancia de su familia y amigos en México fueron un precio que estuvo dispuesto a pagar por su sueño olímpico, el mismo que nació cuando vio los Juegos de Atenas 2004. La emoción y espectáculo lo maravillaron. “Quiero estar ahí”, dijo y ahora es el único esgrimista mexicano y el segundo poblano en ir a los Juegos Olímpicos.

La vida en Italia no fue fácil. Adaptarse a una nueva cultura, aprender un nuevo idioma y enfrentarse a la soledad fueron algunos de los retos que tuvo que superar, sobre todo, en los años de la pandemia.

Sin embargo, estos desafíos fortalecieron su determinación. Día tras día, Gibrán se concentró en su objetivo, perfeccionando su técnica, con seis horas diarias de entrenamiento, lo que le permitió desarrollar una estrategia que lo llevaría a destacar en competencias internacionales.

Su arduo trabajo dio frutos en el Preolímpico Panamericano en Costa Rica, donde venció a cuatro de los mejores esgrimistas del continente y conquistó la medalla de oro; ahí aseguró su plaza para los Juegos Olímpicos de París 2024. Un triunfo que celebró con lágrimas y la voz de su familia en el oído, gracias al milagro tecnológico que acorta las distancias con una llamada telefónica.

Este triunfo fue un momento decisivo en su carrera, y demostró que todo el esfuerzo y sacrificio habían valido la pena para convertirse en un maestro de armas.

Además, Gibrán Zea Armenta ha participado en diversas competencias internacionales, y ha consolidado su reputación como uno de los mejores esgrimistas de México.

En duelo, ha enfrentado y vencido a adversarios de gran calibre, lo que le ha permitido escalar en el ranking mundial y posicionarse como un fuerte contendiente para París 2024.

Ahora, con los Juegos Olímpicos de París a la vuelta de la esquina, Gibrán se encuentra en la cima de su preparación. Los Juegos comenzarán el 26 de julio y él está listo para representar a México con orgullo.

Gibrán competirá en la modalidad de sable individual masculino, y su primera participación está programada para el 27 de julio. Esta será una oportunidad única para demostrar todo lo que ha aprendido y trabajado durante estos años.

Tras un campamento de dos semanas en Italia, el pasado lunes Gibrán llegó a la Villa Olímpica de París, donde quiere sorprender al mundo.

La historia de Gibrán Zea Armenta es una de perseverancia y dedicación. Desde sus primeros días en Puebla hasta su vida actual en Italia, su camino ha estado marcado por la pasión y el sacrificio.

Su participación en los Juegos Olímpicos no es sólo un logro personal, sino fruto del apoyo de su familia, en especial de su madre, Balkis Amalia Armenta Fernández Pando, quien es su mayor apoyo.

Gibrán sabe que los Juegos Olímpicos representan el mayor desafío de su carrera. La competencia será feroz, cada combate será una prueba de su habilidad, su estrategia y su fortaleza mental. Con su sable en mano y la determinación en su corazón, está listo para dar lo mejor de sí en cada duelo.

El escenario está listo para que demuestre al mundo lo que puede lograr. París 2024 será el momento culminante de su carrera, y los ojos de Puebla empuñarán con él el sable, su especialidad de las tres que ofrece la esgrima; las otras dos son florete y espada.

Ahora, a sus 27 años, con cada estocada no sólo luchará por una medalla, sino que también esgrime los sueños de una nación y de muchos jóvenes deportistas mexicanos que se baten a diario por alcanzar los suyos. Touché.