• 15 de Mayo del 2024

El Grito de Independencia, la cortesía política del gobernador y la Guzmán de fondo

El Grito de Independencia, la cortesía política del gobernador y la Guzmán de fondoLa ceremonia regresó al Palacio del Ayuntamiento, pero tuvo un segundo tiempo también en Casa Aguayo

 

Con cumplimiento de los protocolos, pero también con inesperado desenfado y también con cortesía política, la celebración del Grito de Independencia en la capital poblana se dio en dos tiempos: el primero en el Palacio del Ayuntamiento, a donde regresó la ceremonia formal, que presidió el gobernador Miguel Barbosa Huerta, con las tradicionales arengas, y luego también en Casa Aguayo, con el repique de la campana.
En los dos actos, estuvo también el presidente municipal Eduardo Rivera Pérez, como muestra de armonía, en las diferentes de signos, ideologías y rutas.
Los dos políticos, viejos conocidos desde hace 22 años, cuando fueron diputados federales a la LVIII Legislatura (2000-2003), intercambiaron inesperadas –para los testigos– sonrisas y comentarios, que rompieron la tensión política de hace unos días.

En el Palacio del Ayuntamiento, primero, la ceremonia formal regresó tras un año de ausencia.
El acto de Estado, desde el balcón del vetusto edificio, tuvo como protagonista al jefe del Poder Ejecutivo, quien estuvo flanqueado por su esposa, Rosario Orozco Caballero, a la derecha, y al comandante de la XXV Zona Militar, General de Brigada de Arma, Diplomado de Estado Mayor, José Martín Luna de la Luz, a la derecha.
Tras las 23 a arengas en honor a los héroes nacionales, a la democracia, a los Pueblos Indígenas, a Puebla y México, que el gobernador terminó con un "Que Reviva Puebla" –por segundo año consecutivo–, se sumaron al balcón los presidentes de los otros poderes, por el Legislativo, Sergio Salomón Céspedes Peregrina, así como el presidente municipal de Puebla capital, Eduardo Rivera Pérez.
El cielo del centro histórico se iluminó multicolor y los dos políticos rompieron la tensión con una charla intermitente.

"Mírala, mírala"
En medio de la pirotecnia se abrió un espacio de armonía entre los políticos que fueron compañeros en la LVIII Legislatura, pero que ahora andan en distintas rutas.
Algo le comento Eduardo y Barbosa respondió. La cordialidad dejó verse, mientras el cielo tronaba con los juegos pirotécnicos.
Los dos, de las manos de sus esposas. De cuando en cuando, la charla intermitente reiniciaba.
La política de dos profesionales, a pesar de las diferencias ideológicas y de cargos y, en nuestra época, de intenciones.
Luego vino el festejo, Eduardo ahora de visita en Casa Aguayo.
Miguel como anfitrión.
La primera canción de Alejandra Guzmán inundó el patio del histórico inmueble.
El menú mexicano, sin el estruendo de la ostentosidad, se comenzó a servir.
La estrambótica Guzmán cantaba y las charlas de temas políticos y sociales abundaban en las mesas.
"Mírala, mírala", interpretaba Guzmán Pinal, a las puertas de Casa Aguayo.
La cordialidad prevalecía.
Aún no es tiempo de las hostilidades.
"Es fácil perdonar cuando se quiere de veras...", sonaba en la noche.