Ciego de un ojo y en silla de ruedas reapareció Miguel Ángel Félix Gallardo, el fundador del Cártel de Guadalajara y quien en su momento fuera considerado el narcotraficante más importante de México.
Noticias Telemundo presentó el martes la primera parte de una entrevista con Félix Gallardo, “El Jefe de Jefes”. El excapo apareció en silla de ruedas, sordo de un oído y ciego de un ojo ante las cámaras, luego de 32 años de permanecer en la zona de máxima seguridad del penal de Puente Grande, en Jalisco.
Además de su apariencia, la cual muestra el declive de uno de los hombres más buscados por México y Estados Unidos en su tiempo, Félix presenta sordera en uno de sus oídos, por lo que su entrevistadora, Issa Osorio Ugalde, le pasó las preguntas escritas.
“Perdí todo. Perdí la sensibilidad, los oídos, los ojos” comentó en la entrevista y reconoció que incluso su familia ya está “haciendo un hoyo” para que lo entierren en un árbol ante su estado de salud.
“Yo soy un cadáver el cual no espera más que ser enterrado en la raíz de un árbol”, señaló.
Quien fuera llamado “Jefe de jefes” llevaba consigo un tanque de oxígeno, según explicó, a causa de “una neumonía grave, muy grave”, que padece.
Comentó lo que ha pasado durante tantos años en prisión. “Fui cercenado del estómago, me quitaron ocho hernias, me privaron de la vista, de los oídos y no puedo caminar”.
“Mi salud es pésima, mi familia está haciendo un hoyo para yo ser enterrado en un árbol”, aseguró Félix Gallardo, de 75 años de edad.
Félix Gallardo, cuya carrera delictiva comenzó en los años setenta, creó una de las organizaciones de narcotráfico más grandes México, a la que denominó Cártel de Guadalajara, uno de los más importantes en su tiempo al controlar en el país el trasiego de drogas a Estados Unidos.
Se le relaciona con los asesinatos de Enrique Camarena, agente de la agencia estadounidense antidrogas (DEA), y del piloto mexicano Alfredo Zavala, ambos ocurridos en el año de 1985, por quienes fue sentenciado a 37 años de cárcel.
El Jefe de Jefes fue detenido en una lujo residencia de Guadalajara, en Jalisco en abril de 1989. Tras su captura, se desintegró el Cártel de Guadalajara para dar cabida a distintos grupo del crimen organizado, los cuales incluso siguen operando hasta nuestros días.