Psic. Hildeberto Lecona Santos
El miedo “Es como un hilo podrido que corroe e invade el tejido de nuestras vidas”.
El miedo es el responsable de que se destruyan hogares, trabajos, círculos sociales, etc. A diario vamos encontrando una parte de ese hilo, que no permite que podamos afianzarnos a una situación, normal. Todos tenemos la fortuna de conocer el origen del miedo y poder contrarrestarlo, si es que así lo deseamos.
Podemos ubicar que el miedo muchas veces proviene del interior, de recuerdos, traumas y/o situaciones vividas en la niñez que no alcanzamos a identificar y que al no hacerlas conscientes no podrán ser solucionadas. Otros miedos los podemos ubicar en el exterior a través de la información, comentarios, juicios de valor, que no tienen razón de ser, pero, que nos contagian de miedo.
Comúnmente una persona que tiene exagerada fe en sí mismo y que además tiene carencias de tipo emocional, no encuentra la salida a sus problemas, es gente que vive siempre atormentada por el miedo.
La mayor parte de los seres humanos somos perezosos mentales. Una persona que tiene un ataque de miedo; por que perdió el trabajo, lo asaltaron, o su pareja amenaza con abandonarlo, podrá recurrir a buscar otra pareja, conseguir dinero o incluso robar, con tal de tratar de cubrir ese miedo, a esto podemos llamarle “solución momentánea” a dicha situación, pero no resuelve nada solo trata por un momento sentir alivio.
Tal es el caso de un borracho, que soluciona momentáneamente sus miedos gracias al alcohol, o un adicto que por miedo recurre a una dosis más para aliviarlo momentáneamente. Las personas normales, recurren a soluciones mejores vistas por la sociedad, pero que al igual que el borracho o el adicto solo son una “solución momentánea”, que en realidad solo aumentara el miedo a enfrentar alguna situación.
Para todo esto sugiero hacer un análisis profundo del origen de los miedos, no es suficiente hacer una poda, es necesario arrancarlos de raíz. Somos una sociedad donde el principal problema es; identificar los miedos y atacarlos de raíz.
Con este autoanálisis podremos ubicar situaciones pasadas, en las que nos vimos paralizados por el miedo y que con algo que se le parezca nos revive ese escenario, o peor aún, situaciones que en nuestro pasado jamás se nos permitieron enfrentar y que en la actualidad nos producen miedo por desconocimiento.
Por poner un ejemplo: una persona que en su infancia sufrió el abandono de alguna figura representativa para él, ya se padre, madre, abuelo, etc., en la actualidad le aterra el hecho de pensar en el abandono de una pareja o incluso el de un hijo.
También podemos ver el escenario de una persona que toda su infancia fue sobreprotegida, y que en la actualidad le aterra, vivir solo, ya que es una situación a la que jamás se ha enfrentado.
En ambos casos el miedo podrá hacer que tomemos esas “soluciones momentáneas” como el borracho o adicto, en el primer caso haremos hasta lo imposible por no permitir el abandono de una pareja, soportaremos lo que sea necesario. En el segundo caso alargaremos el llegar a la independencia, aun cuando esto nos limite a ser nosotros mismos.
En los dos ejemplos el único fin es no enfrentar nuestros miedos.
La mayoría de los miedos parte de una idea irracional, que al no confrontarla seguirá siendo alimentada y por ende creeremos no poder con lo que representa.
Por ello es muy importante hace un análisis profundo en el que buscaremos ubicar nuestros miedos y dichos pensamientos irracionales, sugiero hacerlo en compañía de alguien que haya superado esa experiencia, de preferencia un profesional.
Como iniciaba el texto, el miedo es algo natural, que al reconocerlo nos permitirá cortarlo de raíz.
Como alguna vez me dijo mi gran maestro Miguel Magallanes:
Yo enfrento mis miedos, pero los tuyos los tienes que enfrentar tú mismo.