El aljibe
Sin atreverme a pronunciar preguntas yo me enredaba silenciosa en mis interrogantes
Sin atreverme a pronunciar preguntas yo me enredaba silenciosa en mis interrogantes
Ella deja entrever que se escabulle del mundo para hacer sus anotaciones y después regresa a los quehaceres domésticos
Cuando me tocó dar un destino a sus pertenecías, me encontré con los cuadernos amarrados con cintas de colores
El contradictorio continente del sur pulsa muy rápido, jadeante, a punto de explotar de hambre y otras miserias
Tenía un perro negro que le regaló su tía en un todo santo, fue a rezar por un difunto y volvió a casa con pan y perro