• 30 de Abril del 2024

Noticias del Medio Oriente

 

Márcia Batista Ramos

“Y hay otros a los que ya nadie recuerda,

que terminaron cuando terminó su vida,

que existieron como si no hubieran existido,

y después pasó lo mismo con sus hijos”.

Eclesiástico 44:9

Los medios nos muestran, impiadosamente, las guerras que nunca perdonan a la vida y no puedo dejar de pensar en la caducidad de todo lo humano y en las injusticias del mundo.

La poeta Gloria Fuertes, nació mucho antes que yo y escribió unos versos tan actuales para mi triste tiempo: “(Desde que nací en los diarios siempre viene un parte de guerra.)”

En Gaza ya no hay libélulas después de tantos bombardeos, los días son más oscuros y más feos y las moscas se alimentan de sangre humana… Es la sangre de los civiles que escurre lenta y dolorosa por las pocas pendientes, forman charcos que se sumen en la tierra para crear ríos subterráneos que un día querrán emerger para saciar tú sed.

Ahora es imposible pasar por ahí, sin sentirse avergonzado por creerse humano. ¿Quiénes somos? De muchas maneras, hace tiempo, abandonamos el terreno espiritual y nos creemos superhombres, cuando en verdad, no somos héroes, nuestra conciencia es limitada y nuestra voluntad está supeditada por la propaganda que nos impulsa a pensar según esquemas pre determinados.

Mientras tanto, los anuncios interrumpen el noticiero para vender algo a cada televidente, y escucho el eco de una mano que rasguña bajo los escombros en la Franja de Gaza, al tiempo que, en el sur de Israel, una mujer sigue escuchando el llanto de su bebé decapitado frente a ella hace casi un mes.

Las luces de bengala parecen un sol amarillo iluminando el cielo enlutado, los escombros, los caminos y los soldados que buscan a los terroristas que esconden a los rehenes en los túneles húmedos, donde la sangre gotea para mezclarse con el odio acumulado desde los tiempos de Canaán.

Hay tantos escombros resultantes de los bombardeos, cascotes de sueños y desechos de vidas. Mientras otros afilan los cuchillos porque, tras la guerra será necesario reconstruir la ciudad sobre sus escombros. También existen los que lucran con las ayudas humanitarias, los que deciden si el daño colateral (civiles muertos) es normal, es mucho o es genocidio. Pero, al medio del palco gris, lleno de hipócritas que polarizan las justificativas para la guerra y creen que uno u otro bando tiene razón, aparece el fantasma del célebre Mark Twain frotando sus bastos bigotes y recordándoles que: “El cielo se gana por favores. Si fuera por méritos ustedes se quedarían afuera y sus perros entrarían.”

Otra vez, la noticia en directo y la oscurecida casa del colono que se ocultó en su bunker privado y los terroristas quemaron llantas en la puerta, ahogando en humo, hasta la muerte, a sus hijitos y esposa. El colono llora, no tiene palabras y por fin dice que es mejor saberlos muertos que tenerlos martirizados como rehenes, en manos de los terroristas. Dice: - es mejor así, es mejor así…

El odio capturó la vida de civiles israelíes; la revancha no se dejó esperar y antes de que se cumplan treinta días, la sangre riega las tierras de la franja de Gaza, sumiéndose en las arenas calientes, para volver a emerger en el futuro y mover el molino que hará la harina del pan que tendrás que comer.

 

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Biografía:

 

Márcia Batista Ramos, brasileña. Licenciada en Filosofía-UFSM. Gestora cultural, escritora, poeta y crítica literaria. Editora en Conexión Norte Sur Magazzín, España; columnista en Inmediaciones, Bolivia, periodismo binacional Exilio, México, archivo.e-consulta.com, México, revista Madeinleon Magazine, España y revista Barbante, Brasil. Publicó diversos libros y antologías, asimismo, figura en varias antologías con ensayo, poesía y cuento. Es colaboradora en revistas internacionales en 22 países. Editor adjunto de la Edición Internacional de Literatura China (a cargo de la Federación de Círculos Literarios y Artísticos de Hubei, China).