Márcia Batista Ramos
Hace 109 años, en el calor del verano europeo de 1914 nació el Cronopio Mayor, el escritor Julio Florencio Cortázar, uno de los más grandes escritores argentinos, en el día 26 agosto, en Ixelles, distrito de Bruselas, Bélgica, cuando su padre, un diplomático argentino, estaba destinado allá como agregado comercial. Cuando el pequeño Julio cumplió 4 años, su familia volvió a la Argentina, donde creció, obtuvo el título de maestro en 1932 y estudió Letras y Filosofía en la Universidad de Buenos Aires. Aunque no terminó sus estudios, trabajó como profesor de literatura en la Universidad de Cuyo. En los años cuarenta, por problemas políticos, tuvo que abandonar su puesto de profesor en la universidad, entonces, comenzó la publicación de artículos y relatos en revistas literarias. Tras conseguir el título de traductor oficial de inglés y francés se trasladó a París, donde trabajó como traductor de la UNESCO.
En 1938 publicó su primer libro de sonetos, “Presencia”, bajo el seudónimo de Julio Denis; en 1951 publicó su primera antología, “Bestiario”. Posteriormente, se exilió en París y escribió su más grande éxito en 1963, “Rayuela” que lo hizo uno de los principales representantes de la explosión editorial llamada “boom latinoamericano”. La característica que sobresale en la novela “Rayuela”, es el orden para leerla: Cortázar propone dos maneras de hacerlo, de principio a fin, o intercalando los capítulos, en un orden especificado al inicio de la novela. Entre el frontispicio y los tres epígrafes el autor advertía que: - “este libro son muchos libros, pero sobre todo son dos libros. Se invita al lector a elegir una de las dos posibilidades (…)”.
Cabe notar que parte de los derechos de autor de la novela “Rayuela”, fueron destinados por Julio Cortázar para ayudar a presos políticos argentinos, ya que siempre se consideró a sí mismo como un revolucionario, a favor de la democracia y la libertad en su país.
Es considerado uno de los autores más innovadores y originales de su época por su sintaxis singular que lo destaca y personaliza, también por la construcción de los narradores en su obra. Julio Cortázar fue un maestro en el género del cuento, aunque, también escribió prosa poética, narrativa breve, novela y poesía que firmaba con el seudónimo de Florencio de Bruselas.
En su obra, Julio Cortázar, siempre rompía con los moldes clásicos mediante narraciones que escapan de la linealidad temporal. Se identificó con el Surrealismo a través del estudio de autores franceses. Sus obras se reconocen por su alto nivel intelectual y por su forma de tratar los sentimientos y las emociones; quedando como uno de los escritores notables de la lengua española.
Julio Cortázar acuñó el término Cronopio para representar a un ser imaginario, que aparece como personaje de una serie de cuentos del libro “Historias de Cronopios y de Famas” (1963), de su autoría. “Un Cronopio es un dibujo fuera del margen, un poema sin rimas”, en palabras del autor.
El escritor utilizó por primera vez la palabra Cronopio en un artículo publicado en Buenos Aires Literaria en 1952, en una crónica a un concierto de Louis Armstrong que titula "Louis, enormísimo cronopio". Posteriormente incluye la palabra cronopio en “La vuelta al día en ochenta mundos”. Es en ese mismo año cuando la presencia de los "cronopios" se le imponen casi sin buscarlos, según Julio Cortázar, los cronopios nacieron en su mente en un bello día, en noviembre de 1952, mientras presenciaba una representación musical en homenaje al maestro Igor Stravinsky, en París en el Théâtre des Champs-Élysées. Cuenta que se sentía muy conmovido viendo a Stravinsky dirigiendo la orquesta y a Jean Cocteau recitando una de las obras. En el entreacto, todos salieron a tomar café. Y él se quedó completamente sólo en el inmenso teatro y, de golpe, tuvo la sensación de que había en el aire personajes indefinibles, una especie de globos que veía de color verde, muy cómicos, muy divertidos y muy amigos, que andaban por ahí circulando. Inmediatamente supo que sus nombres eran "cronopios".
El escritor dejó en claro que la palabra "cronopio" no tiene relación con el concepto del tiempo, lo que podría deducirse por el prefijo “chrono”, sino que meramente la concibió en ese momento.
En la obra de Julio Cortázar se encuentra referencias a los Cronopios en las 20 historias que forman la última sección de su libro “Historias de Cronopios y de Famas”. El autor se refirió a estos relatos como una especie de juego y aseguró que le había producido un gran placer escribirlos.
Julio Cortázar nunca dio una descripción física precisa de los cronopios. Empero, afirmaba que son “individuos” antisociales, como poetas, marginales y todos aquellos que viven lejos de la vida cotidiana. Sólo se refirió tangencialmente a ellos como "objetos verdes y húmedos". En algunos de sus textos, el autor dio algunas claves acerca de los hábitos, de la personalidad y las inclinaciones artísticas de los cronopios. En general, los presentó como criaturas ingenuas, idealistas, desordenadas, sensibles y poco convencionales, en claro contraste con “los famas”, que son rígidos, organizados y sentenciosos; y “las esperanzas” que son simples, indolentes, “bobas”, ignorantes y aburridas.
El escritor argentino aseguraba que fue una palabra que le vino a la cabeza y que le pareció adecuada para evocar a estos seres. Con el paso de los años, tanto él, como sus amigos y seguidores comenzaron a utilizar la noción de cronopio como adjetivo u honorífico aplicado a personas que admiraban. Por eso, a Cortázar se le suele llamar El Cronopio Mayor o como solían llamarlo en algunas ocasiones, Grandísimo Cronopio Mayor; esa denominación inspira a muchos escritores y artistas.
Julio Cortázar, como todo un Grandísimo Cronopio Mayor, se preocupó por vivir, no por morir poco a poco como otros que no merecen ser nombrados, y estableció su hogar en Francia, donde obtuvo la nacionalidad en 1983. Empero en 1984 la muerte lo alcanzó, sabíamos que falleció a causa de leucemia, pero en el año 2000, Cristina Peri Rossi publicó una biografía sobre “su ex casi amante”, en la que revelaba que éste había muerto de sida y no de leucemia, como se publicitó en su momento. Cristina Peri Rossi explica que Cortázar había sufrido una grave hemorragia estomacal en 1981, de la que se salvó gracias a una transfusión de sangre; sangre adquirida ilegalmente de inmigrantes infectados con el virus del sida, una misteriosa enfermedad que pronto se convertiría en endémica en el planeta. Muchas personas también se contaminaron de esa manera en Francia, generando un enorme escándalo que culminó con la caída del entonces Ministro de Salud del país. Lastimosamente, Julio Cortázar, contaminó (sin saberlo) a su última compañera Carol Dunlop, nacida en Massachusetts, Estados Unidos. Tanto ella como él recibieron el mismo diagnóstico oficial erróneo de "leucemia". Carol, que había perdido un riñón en una operación años antes, demostró ser menos resistente que su pareja y murió antes que él, en 1982. Entonces Julio Cortázar, escribió a su amiga y traductora Silvia Monrós-Stojakovic: “Estoy en un pozo negro, sin fondo”; "Estoy tan solo y tan deshabitado". Hoy sus restos descansan en el cementerio de Montparnasse en París.
Abajo dejo tres textos del libro “Historias de Cronopios y de Famas”, de autoría del Grandísimo Cronopio Mayor, Julio Cortázar:
Historia
Un cronopio pequeñito buscaba la llave de la puerta de calle en la mesa de luz, la mesa de luz en el dormitorio, el dormitorio en la casa, la casa en la calle. Aquí se detenía el cronopio, pues para salir a la calle precisaba la llave de la puerta.
Los exploradores
Tres cronopios y un fama se asocian espeleológicamente para descubrir las fuentes subterráneas de un manantial. Llegados a la boca de la caverna, un cronopio desciende sostenido por los otros, llevando a la espalda un paquete con sus sándwiches preferidos (de queso). Los dos cronopios-cabrestante lo dejan bajar poco a poco, y el fama escribe en un gran cuaderno los detalles de la expedición. Pronto llega un primer mensaje del cronopio: furioso porque se han equivocado y le han puesto sándwiches de jamón. Agita la cuerda y exige que lo suban. Los cronopios-cabrestante se consultan afligidos, y el fama se yergue en toda su terrible estatura y dice: NO, con tal violencia que los cronopios sueltan la soga y acuden a calmarlo. Están en eso cuando llega otro mensaje, porque el cronopio ha caído justamente sobre las fuentes del manantial, y desde ahí comunica que todo va mal, entre injurias y lágrimas informa que los sándwiches son todos de jamón, que por más que mira y mira entre los sándwiches de jamón no hay ni uno solo de queso.
Pañuelos
Un fama es muy rico y tiene sirvienta. Este fama usa un pañuelo y lo tira al cesto de los papeles. Usa otro y lo tira al cesto. Va tirando al cesto todos los pañuelos usados. Cuando se le acaban, compra otra caja.
La sirvienta recoge los pañuelos y los guarda para ella. Como está muy sorprendida por la conducta del fama, un día no puede contenerse y le pregunta si verdaderamente los pañuelos son para tirar.
-Gran idiota- dice el fama-, no había que preguntar. Desde ahora lavarás mis pañuelos y yo ahorraré dinero.