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Ramón Camarillo Mirón estaba desaparecido desde hace una semana en la región de Tehuacán.

Javier Aquino Limón fue objeto de un muy claro ataque en nado sincronizado, muy claramente orquestado por quienes se creían dueños de la cartera de Bienestar estatal. ¡Qué caray! Y por la cantidad de agresiones vertidas en un puñado de medios, es de suponer que algunos que aspiraban a ese cargo están hoy respirando por la herida; se trata de uno que otro tecnócrata o harvardboy que se quedó fuera. Y es que Javier Aquino Limón tiene las credenciales suficientes para ser quien lleve las riendas de la política social de la 4T en Puebla. Cuenta con experiencia legislativa, en la administración pública, tanto municipal como estatal, y algo que toma en cuenta mucho el gobernador electo: cercanía con la gente, con los sectores marginados. Y eso le da vigencia para trascender de gestión, ahora como titular de Gobernación, y después en Bienestar.

Aunque el presunto senador indígena, Néstor Camarillo, haga mimiquis y lance acusaciones sin ton ni son en contra de uno de sus aliados, no entiende que no entiende. Sí, que la comunidad de El Molino ya se le haya volteado y, en su desesperación, quiera congraciarse con el famoso recurso romano, pan y circo, organizando un jaripeo, no ayuda. A ver, una cosa es que miles se hayan ido de uno de los sectores emblemáticos del PRI, la Confederación Nacional Campesina, y otra es echarle la bolita a uno de sus legendarios dirigentes, Wenceslao Herrera Coyac, de la revuelta en la comunidad zapoaxtleca. Pero ¿qué no entiende? Pues que el priista no representa nada ni a nadie, más que sus propios intereses y los de la cúpula que lo puso ahí: la de “Alito” Moreno y Marko Cortés. Así las cosas.

Néstor Camarillo Medina logró trascender, de ser un político apenas incipiente de costumbres e imagen bucólicas, de una provincia complicada por la delincuencia, a convertirse en senador electo – espurio para muchos –, en gran medida, gracias a sus amigos, leales, firmes y siempre dispuestos a ayudarlo. Sin embargo, ellos y ella consideran que él los “traicionó”.

La Sala Regional CDMX dio entrada al juicio de inconformidad que presentó Morena; un magistrado “garantista”, el ponente.

Una oportunidad inmejorable tendrá Moisés Ignacio Mier Velazco, candidato de Morena al Senado de la República, para demostrar que no tiene pactos oscuros con el PRIANPRD y el local Pacto de Integración Social (PSI) y su adversario, Néstor Camarillo Medina, en el debate que se celebrará el próximo 8 de mayo.

El priista logró la nominación a través de acción afirmativa indígena.

Al menos al principio, Puebla estuvo considerada para la estrategia que se ha planteado Morena en 12 estados, para dividir selectivamente la alianza lopezobradorista con el PT y el PVEM y ganar así las tres senadurías que se disputan en las urnas -dos de mayoría relativa y una de primera minoría-, pero por la fragilidad aritmética en las mediciones del candidato de primera fórmula al Senado de la República, Moisés Ignacio Mier Velazco, fue finalmente sacada de esa posibilidad.

El diputado local Charbel Jorge Estefan Chidiac tiene, siempre sí, en la mira llegar al Senado de la República, lo que convertirá la batalla por esa posición legislativa, en el estado de Puebla, en una verdadera carnicería.

La Caja de Pandora que ha permanecido frágilmente soldada para permitir la convivencia civilizada, sin sobresaltos y sin guerra intestina, en el PRI estatal de Puebla, podría reventar en las próximas semanas, por la disputa entre los diputados locales Charbel Jorge Estefan Chidiac contra Néstor Camarillo Medina, por la candidatura de la primera fórmula al Senado de la República.