• 07 de Octubre del 2024
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¿Se imagina un mundo sin chocolate, café y cerveza?

En respuesta a la pregunta del título, ya empieza a registrarse cierta escasez de esos productos. El precio del cacao está en máximos históricos y algo similar pasa con el café y la cerveza, ya que el cambio climático y la especulación están detrás del fenómeno.

Y los expertos aseguraron que va a ir a más. Ciertamente no son artículos de primera necesidad, pero su desaparición puede convertirse en un drama emocional para millones de consumidores.

De acuerdo al diario ABC de España, el precio del cacao está en máximos históricos. Ronda los 7 mil euros por tonelada, el triple que el año pasado. No se recuerda nada parecido desde mediados de los setenta del pasado siglo, cuando las malas cosechas en los países productores de África Occidental provocaron un desabastecimiento que coincidió con la crisis del petróleo.

La amenaza de precios estratosféricos se cierne también sobre otros productos tan populares como el café o la cerveza, las bebidas más consumidas del mundo, junto con el té.

No es tranquilizador que Michele Buck, Director Ejecutivo (CEO), de Hershey, uno de los cuatro gigantes de la industria chocolatera que cotizan en Bolsa, junto con Lindt, Mondelez y Nestlé y hay que sumar a Mars y Ferrero, que son negocios familiares, haya anunciado que no se van a cortar a la hora de trasladar al consumidor el alza de los costes, incluido el del azúcar, otro de los ingredientes: Usaremos todas las herramientas a nuestro alcance, incluida la fijación de precios, como forma de gestionar el negocio, ha dicho.

Un negocio, por cierto, que iba bien, con unas ventas que se esperaba que iban a superar los 127 mil millones de dólares en 2024. El encarecimiento del chocolate ya se nota en la cesta de la compra, aunque lo enmascara que todos los alimentos estén por las nubes y es lógico que la atención se centre en los productos básicos, como el aceite o la fruta.

Asimismo, hasta el 90 % de la superficie de café cultivada está en riesgo de perderse de aquí a 2050. La variedad arábica será un artículo de lujo.

En el mercado de futuros de Londres también se negocian los precios del café, otro producto que podría estar en peligro. Se consumen 10 millones de toneladas anuales. Cultivar café exige temperaturas frescas, sombra y precipitaciones abundantes y suelos ácidos, que solo se dan en unas pocas regiones de África, América y Asia y podría perderse hasta el 90 % de la superficie cultivada de aquí a 2050.

Algunos estudios, como el de la Fundación Syngenta, señalaron que la variedad arábica, la de mayor calidad, va camino de ser un artículo de lujo. Y que habrá que conformarse con variedades más resilientes, rescatar especies olvidadas y recurrir a la ingeniería genética. La producción de aguacates y anacardos, es decir nueces de la India, con grandes necesidades hídricas, también podría verse limitadas. En resumen, seguiremos bebiendo café, pero a precios prohibitivos y no estará tan rico.

Algo parecido comienza a suceder con la cerveza. Las olas de calor en Europa Central han provocado que falte lúpulo para darle el sabor característico, más o menos amargo, a cada marca. Y el que hay tampoco contiene la cantidad suficiente de unas resinas llamadas 'ácidos-alfa' para contrarrestar el dulzor de la malta.

El humo de los incendios forestales también daña su delicado aroma. Estos problemas se agravarán en 2050, según un estudio publicado en la revista Nature. Pero el problema ya está afectando a las cervezas tipo IPA, más aromáticas, la mayoría, de fabricación artesanal. Mientras que las grandes marcas, que contratan las cosechas con antelación para garantizar el sabor con el que sus consumidores se identifican, están resolviendo como pueden los problemas de suministro y buscan proveedores alternativos.

La organización por el comercio justo Fairtrade Foundation advirtió en su último informe de que cacao, café y bananas son especies vegetales en peligro porque las cadenas de suministro de estos tres alimentos se originan en países muy vulnerables al calentamiento global, la deforestación y la pérdida de biodiversidad.

Muchos científicos coinciden en que el plátano tal y como lo conocemos está condenado a desaparecer. La ciencia ya trabaja en alternativas para evitarlo; entre ellas, un plátano azul y otro que contiene semillas y que, por el momento, ni siquiera es comestible... Lo que nadie quiere es que se repita una devastación similar a la que la filoxera causó en las vides en el siglo XIX. Porque el mundo no se acabaría sin cacao, café o cerveza, pero sería un lugar mucho más triste.

leticia_montagner@hotmail.com