Es cuanto.
Mimiquis monárquico
Pedro Sánchez es uno de esos políticos que podríamos clasificar como “progre buena ondita”, ya que el presidente del Gobierno ibérico llegó impulsado por el Partido Socialista Obrero Español, el famoso PSOE, histórico rival del Partido Popular y, más recientemente, de ese instituto de ultraderecha llamado Vox. Por eso sorprende que el Ministerio de Relaciones Exteriores haya desechado la invitación de la presidente electa de México, Claudia Sheinbaum, para su toma de protesta el 1 de octubre. ¿Por qué? Pues porque no llegó al Palacio de la Zarzuela el boleto para Su Majestad el Rey Felipe VI. Sabemos el peso específico que tiene la monarquía para los españoles, y también lo que representa para los mexicanos y mexicanas. Pensamos que como se trata de un gobierno progresista, aunque sea hubiera mandado a un funcionario a la investidura. Pero no, prefirieron hacer su mimiquis. ¿O acaso será porque políticos mexicanos, con visa de oro que hinchan las arcas ibéricas, recomendaron al cada vez más derechoso Sánchez no venir?
Es cuanto.
Ideolograma
Dictador es de izquierda, monarquía es de derecha. Así están las definiciones en el espectro político, aunque cada vez se ocupe menos esa definición cromática. Azules o rojos. Liberales y conservadores. Comunistas y occidentales. Claro, que ubiquen a cierto personaje de uno u otro lado depende de los intereses. Ejemplo: el aludido Pedro Sánchez. Fue abanderado del PSOE (como el PRD de aquí), se alió con Podemos (un tipo de Morena en la aldea) para pelear contra el PP (el PRI de allá) y Vox (por supuesto, el PAN, pero más radical). Se unió a Pablo Iglesias Turrión a quien terminaría casi desconociendo. Y ¿a dónde queda la monarquía? Pues se ajusta donde más le convenga, pues no tiene oficialmente una injerencia directa (aunque los gobernantes, cuando llegan al poder, van a rendirle pleitesía). ¿Está bien? Son sus reglas, y así juegan. Por eso es chocante cuando se meten a opinar de cómo se maneja el país. Ejemplos: la marquesa Cayetana Álvarez de Toledo (que vino a la entidad a querer convertir a la Puebla de la Vela Perpetua a sus ondas ultraderechistas, radicalizarlo), el periódico El País, la fundación Atlas (que promueve la ideología fascista en el mundo), entre otros. ¿Esa España querían que viniera? No, la neta no. Mejor quédense ahí.
Es cuanto.