El del debilitamiento de las instituciones no del reforzamiento para darles mayor credibilidad. Así se llega a una lucha entre Morena y el presidente consejero Lorenzo Córdova Vianello.
El INE es una de las instituciones que requiere perfeccionamiento para consolidar los procesos electorales. Sin embargo, declararlo como un instituto muerto es matar a priori los preceptos democráticos más elementales por los que ha transitado el país para llegar a la elección más competida como la del próximo 6 de junio.
La decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) fue tibia y no resolvió de manera definitiva e inatacable sobre la candidatura de Salgado Macedonio. Si bien avaló la sanción del INE simplemente evitó ser el verdugo.
A Salgado Macedonio se le recuerda por sus escándalos en la calle, todo un renegado en motocicleta y apoyado en su momento por el PRD. Pero también cuando fue diputado perredista en el 2000 y atrajo los reflectores al denunciar el “águila mocha” símbolo utilizado en el sexenio de Vicente Fox. Iba de la ironía a la arenga de priistas y perredistas. El escándalo es su esencia y su mejor manera de hacerse notar. Así ha sido siempre Félix Salgado Macedonio.
Por supuesto que la credibilidad del INE quedó endeble a los ojos de los “macedonios”. Ello implica que se deben hacer cambios a las leyes y a las instituciones electorales, pero en el sentido de reforzar su autonomía y más legitimidad democrática y no al contrario, someterlas a la voluntad e intereses del voluntarismo político o las presiones de un grupo que amparados con el poder busque el linchamiento de las instituciones y quienes las conforman.
El debilitamiento de las instituciones y de los poderes públicos, es una victoria pírrica para Morena a través de las arengas de Salgado Macedonio. Ganará en lo inmediato con sus seguidores y el discurso maniqueo refuerza la lucha del pasado contra el presente. Pero a la larga, todos los partidos serán afectados debido a que la construcción de instituciones garantes de la democracia se desdibuja y retrocede.
Las huestes macedonias distorsionan lo que significa una transformación. Llevan su proyecto a terrenos de tener un gobierno unipersonal y olvidan el equilibrio democrático de los poderes públicos. Justo es la esencia de la lucha de la izquierda que llegó al poder en 2018.