• 14 de Marzo del 2025

Los ultras se asoman

La posibilidad de tener en el proceso electoral de 2027 a dos partidos, al menos, con tendencia de ultraderecha se debe a un síntoma de la radicalización de la izquierda y la polarización, en el país, generada por más de tres lustros.

La oportunidad de que el actor y ahora político conservador, Eduardo Verástegui inicie el proceso de creación del partido Movimiento Viva México y tenga seguidores, se debe a la radicalización de las narrativas en el país.

La otra fuerza política en ciernes de corte conservador, México Republicano, encabezado por Juan Iván Peña Neder es la segunda expresión más visible de grupos de derecha infiltrados y que ahora buscan salir del clandestinaje para formalizar su intromisión en la lucha electoral.

La creación de nuevos partidos se debe al marcado debilitamiento de la oposición tradicional. No hay partidos de oposición con la fuerza suficiente para enfrentar a Morena en el terreno electoral ni en el discurso. Los liderazgos no despuntan y los procesos de restauración y unificación se volvieron la agenda prioritaria de PRI y PAN. En eso se desperdició su potencial y Morena les ganó la agenda.

La convergencia de la ultraderecha para los comicios de 2027 es visible. Los grupos conservadores retoman las viejas estructuras como los Tecos, el Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO) y el Yunque. Algunos grupos de ultraderecha nacieron en el Occidente del país. La tendencia reciente va hacia arriba.

El Yunque es desde los años 50 un grupo católico que orbita cerca de la Iglesia Católica, con movimientos de clandestinidad y conservador. Se opone al estado laico y a los grupos liberales, está en contra del aborto, promueven educación religiosa y rechaza el ejercicio libre de la sexualidad. En su esencia actúan con un espíritu de cruzada y van en contra de los enemigos de la fe.

Sin embargo, la rebelión de la ultraderecha en el país se aderezó a fuego lento desde 2020. Los gritos de “fuera López” y “Viva Cristo Rey” arengados por la organización conservadora Frenaaa, encabezada por Gilberto Lozano fueron los primeros despuntes de la reorganización de la ultraderecha. Ese es el punto de inflexión en el espectro político, para darle oxígeno al radicalismo de derecha.

Verástegui y Peña Neder tienen campo fértil. La radicalización de la derecha frente al avance electoral de Morena es un discurso atractivo para ciertos sectores. Ahora, con rostro visible y ante la división social existente hay posibilidades de avanzar en proyectos radicales.

Verástegui es un personaje polémico, especialmente debido a su intento fallido de acceder a la presidencia en 2024. En ese proceso, recibió una multa de 144 mil pesos por irregularidades en la recolección de firmas y enfrenta una investigación por posibles aportaciones ilegales provenientes del extranjero principalmente de grupos católicos y movimientos vinculados al Partido Republicano en Estados Unidos.

Y es que en la actualidad, el discurso populista no solo se encasilla en la izquierda, la ultraderecha también hace uso de discursos y políticas populistas y los partidos de Verástegui y Peña Neder no escapan de esa ideología. Ya se verá.