• 12 de Diciembre del 2024
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Río revuelto en el STPRM

El sindicato petrolero se encuentra a la deriva


La cuatroté logró empujar la salida elegante del dirigente Carlos Romero Deschamps pero todo quedó en una impasse y pleitos entre corrientes de trabajadores petroleros afanosos por ocupar el lugar del defenestrado dirigente. Lo complicado para la futura dirigencia es extirpar las 36 secciones con tufo a romerismo.
Las nuevas organizaciones que presumen tener el control del sindicato son tamaño liliputiense. La estructura sindical es enorme y de grandes dimensiones para ostentar la fuerza que en algún momento representó el sindicato para PRI. Aunque se rijan bajo los preceptos de Morena, algunos dirigentes de las corrientes internas, no son el brazo electoral, ni representan una fuerza política que requiere el partido en el poder por que tampoco saben usarla.
La presencia de Manuel Limón Hernández, diputado priista y secretario de Interior, Actas y Acuerdos —de facto dirigente del STPRM— es la anécdota de un poder perdido. Su calma y su bajo perfil son el ejemplo claro de nadar de muertito ante las aguas turbulentas.
De acuerdo con un documento del Frente Nacional Petrolero, encabezado por Sergio Carlos Morales Quintana acusa una campaña promovida desde la añosa cúpula del sindicato para desacreditar la imagen de los aspirantes a renovar la dirigencia del STPRM.
Y es que para Sergio Carlos Morales existe una mafia incrustada por más de 25 años, negada a dejar el poder sindical. En ese choque comienzan a brincar los dirigentes de los grupos opositores para llegar al máximo cargo del sindicato petrolero. Incluso, los resabios del quinismo aún dan pequeñas batallas a través de Joaquín Hernández Correa, diputado local panista, experredista e hijo de La Quina, de su natal Ciudad Madero.
En el mismo tenor, Miguel Arturo Flores Contreras, dirigente del Movimiento Petroleros Activos en Evolución, también es cercano al diputado local panista. Aunque es del mismo grupo de disidentes y veletas como Mario Rubicel Ross García y Jorge Hernández Lira, lo mismo se mueve al son político que le dictan o le conviene.
El problema en el sindicato es la existencia de grupos satélites a la cúpula. Con un disfraz de oposición lograron mantener en el poder a Romero Deschamps. Fue muy elemental la estrategia del dirigente, éste pagaba a los grupos para interponer denuncias y crecer escándalos mediáticos, asuntos que generaban expectativa, pero a final de cuentas apagados por su misma inconsistencia.
El análisis de Morales Quintana es evitar darle credibilidad a quienes han llevado a la situación crítica en la que actualmente se encuentra el STPRM. Y es que, aunque no hay una injerencia del gobierno de la cuatroté en la vida interna del sindicato también la parálisis detuvo las votaciones y los aún incondicionales al ex Secretario General, tienen un movimiento de tapar por diferentes frentes las tropelias de Carlos Romero. En la actualidad existen fraudes en las comisiones Sindicales y parecen inamovibles las denuncias hechas a los36 secretarios generales actuales, así como las denuncias contra Carlos Antonio Romero Deschamps. Todo con impunidad al viejo estilo. ¿O no?