Israel Mendoza Pérez
@imendozape
Detrás de la negativa del dirigente de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado, de mantener congelada y amordazada la precampaña rumbo a la presidencia del país, se encuentra la impugnación a su “proceso interno” promovida en las instancias internas del partido y en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
La inconformidad se encuentra activa. Esa es la razón por la que el dirigente histórico Delgado Rannauro y el presidente de la comisión Nacional de Justicia Intrapartidaria, Mario Ramírez Bretón, tienen maniatada a la militancia y el partido se desmorona frente a los dos bloques que se encuentran en una lucha abierta. En tanto, el partido naranja resuelve un asunto doméstico que postró a los dirigentes partidistas y lo encamina a lo anecdótico para 2024.
El punto de inflexión dentro del partido que arrastró a Samuel García a renunciar a la precandidatura el pasado 29 de noviembre se debe a que ese mismo día, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) reencauzó el caso a la Comisión Nacional de Justicia Intrapartidaria y al mismo tiempo tumbó las aspiraciones de Samuel García, ya que en los puntos controversiales se debatió que hizo precampaña siendo gobernador. Así, Dante Delgado sabía que por parte de las autoridades electorales su aspirante favorito estaba derrotado y sería impugnado fácilmente por los adversarios y lo ocultó a la militancia.
Movimiento Ciudadano no está activo en los tiempos de precampaña por la impugnación promovida por Benjamín Russek quien se inscribió al proceso en su carácter de ciudadano. De acuerdo con el expediente SUP-JDC-608/2023, el magistrado ponente, Felipe Alfredo Fuentes Barrera, se encargó de analizar el caso y reencauzarlo al partido. El punto crucial para la vida interna de Movimiento Ciudadano es que perdió la oportunidad de crecer y presentar lo que llama “la nueva política”. Tampoco le dio oportunidad a los ciudadanos a sumarse a un proyecto diferente.
Ahora, Delgado Rannauro comenzó a tratar a sus militantes como menores de edad y no promovió un debate de altura y un proceso democrático. Los resultados están a la vista. Ahora, sin precandidato presidencial y sin credibilidad, Movimiento Ciudadano se encuentra en el ostracismo. Es un partido a la deriva que se enfila a pasar el proceso electoral más relevante de la historia moderna del país como una institución sin propuesta ni de contrapeso real frente a la polarización existente en la actualidad.
De acuerdo con el expediente CNJI/019/2023, el partido admitió el procedimiento de inconformidad de Benjamín Russek. Sin embargo, el partido tiene la posibilidad de promover un candidato ciudadano como precandidato a la presidencia y mostrar que sí es la nueva política o Dante Delgado apostará por un personaje de la vieja política y no ofrecer nada nuevo. El partido tiene más de dos décadas sin un candidato presidencial propio. Esta era la oportunidad de entrar a la disputa electoral histórica.
El partido ya está debilitado al exterior y al interior se encuentra en proceso de descomposición irreversible. Solo es cuestión de semanas para ver cómo se decanta y volverá a quebrantar los menguados ideales sobre los que lo construyó Delgado Rannauro.