• 04 de Diciembre del 2024
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Aferrarse con uñas

 

 

Israel Mendoza Pérez

@imendozape

Clara Brugada apostará su capital y cercanía con el presidente Andrés Manuel López Obrador, sin leer más allá de los mensajes obvios y claros. Su aspiración a la coordinación de defensa de los comités de la cuatroté en la ciudad de México, aunque legítima y aspiracionista, carece de alcance y beneplácito de la estructura metapartidista a nivel nacional, ya que el partido, encabezado por Sebastián Ramírez, está ceñido a la institucionalización.

A estas alturas del juego interno de Morena, en la ciudad de México, Clara Brugada está en la negación total de dejar el paso libre a Omar García Harfuch. Sin embargo, se mantiene con seguridad, en una competencia interna, aunque su tiempo ya pasó. Es cercana al Ejecutivo, pero el control total de Morena, a nivel nacional y estatal, lo tiene Claudia Sheinbaum.

Los mensajes de minimizar o evitar su participación en el proceso interno, han hecho evidente ante el poder metapartidista. Mario Delgado y Gerardo Fernández Noroña declinaron su candidatura a los comités de defensa. Mario Delgado por institucionalización y Fernández Noroña por acusar de “dados cargados” y no ver posibilidades de triunfar.

Clara Brugada ha respondido a los designios del Presidente desde años atrás, pese y haberse ganado el mote de “Juanita”, cuando a través de una maniobra política orquestada por López Obrador negoció la declinación del triunfo de Rafael Acosta “Juanito” de la alcaldía de Iztapalapa en 2009 a favor de la entonces perredista. Sin embargo, este momento el presidente se replegó, de momento, para dejar la operación política y el proceso interno de Morena.

Brugada se enquistó en el poder de la alcaldía que encabeza. Ello no le suma a sus intereses políticos, ya que la alcaldía tiene altos índices de violencia, pobreza y basura. Esa problemática, además de la compleja vecindad con el Estado de México, principalmente con Nezahualcóyotl, la alcaldía se volvió indomable.

En la mayoría de las colonias de la demarcación hay puntos rojos —aunque Santa Martha, Paraíso, José López Portillo, Cerro de la Estrella y en Santa Cruz Meyehualco, son los centros neurálgicos de la delincuencia— que son un terror para los vecinos, hay pobreza y el clientelismo político para un proyecto a futuro que ahora, perdió combustible al convertirse en un rival débil.

Y es que, en la demarcación gobernada por Clara Brugada, ocho de cada 10 personas se sienten inseguras de vivir en Iztapalapa. Brugada en sus periodos como gobernante de Iztapalapa sólo buscó posicionarse y obedecer al proyecto lopezobradorista. Aunque ahora, ya cambió la aritmética y le toca jugar en contra. Ella representa el modelo pasado de política. Ahora, los tiempos exigen más empatía con los ciudadanos de las 16 alcaldías y ella solo se dedicó, por años, a la política regional.

La lectura desde Morena es que hay una línea de mando. Sebastián Ramírez lleva el proceso de la ciudad, pero su liderazgo está subordinado. Clara Brugada va a una batalla perdida al interior de Morena. La salva una declinación a tiempo, aunque al interior de su equipo hay voces sibilinas que ya le endilgaron el mote de jefa y son quienes le restan credibilidad.