• 28 de Abril del 2024

Ruptura en puerta

 

 

Israel Mendoza Pérez

@imendozape

Si alguien conoce lo demoledoras que suelen ser las fracturas al interior de un partido político es el presidente, Andrés Manuel López Obrador. Por ideales o la aspiración a un cargo siempre dejan a su paso una estela de desencuentros internos o incluso escisiones costosas, principalmente, en figuras de relevancia.

En su trayectoria política ha protagonizado rupturas, fracturas y desencuentros. Desde su desencanto y ruptura con el gobernador tabasqueño, Enrique González Pedrero, en su época priista; su paso polémico por el PRD, desde su aspiración a Jefe de Gobierno sin llenar los requisitos de residencia; su cercanía con René Bejarano hasta autoimponerse como candidato presidencial en dos ocasiones.

Ahora, tomó el control del proceso interno para tener un coordinador de la Defensa de los Comités de la Carta Transformación y durante 70 días calentó los ánimos de Morena. Así sus militantes, seguidores y corcholatas entraron en una lucha interna con visos de fractura inevitable o por lo menos en términos médicos un esguince delicado.

Las quejas contra algunos aspectos del proceso interno comenzaron a golpetear el blindaje trazado desde Palacio Nacional. Y es que es una cuestión natural en los partidos políticos los quiebres. Es su esencia después de un proceso interno. La ruptura está a la vista. Si bien no se prevé una escisión costosa para Morena, el distanciamiento y el surgimiento de más grupos al interior está a la vista.

A decir de los analistas políticos, el proceso no va a terminar bien, no van a concluir unidos, van a acabar golpeados y el partido va a estar dividido, lo preocupante es ver la dimensión de la separación y profundidad de daños al interior del partido.

A final de cuentas quien le dará legitimidad a la candidatura será el presidente López Obrador con su espaldarazo, por ello adelanta los tiempos porque sabe que el partido va a acabar dividido y que él es la figura que los cohesiona, pero al mismo tiempo los empujó a la división. Por eso ha comenzado a hablar del bastón de mando, de que él va a pasar el liderazgo, porque es él quien va a respaldar al triunfador y el bastón será un tótem de él mismo.

Sobre el desgaste que pudiera tener el candidato elegido por Morena después de la contienda interna y una posible crisis post encuesta, es otro tema de preocupación, ya que quien sea el elegido ya llegó a su tope de popularidad y eso frente a los adversarios ya juega en contra.

Lo que ahora tiene que pensar Morena y Mario Delgado es en qué tanto puede crecer el abanderado de la oposición. El reto es ver qué tanto crece la oposición y en ese caso, si en Morena fueran más estratégicos, deberían pensar en el potencial.

López Obrador tiene en sus manos a un partido con porosidades. Las corcholatas no se contuvieron y las críticas al método y la dirigencia salieron a relucir. El movimiento se encuentra en un momento de debilitamiento, la encuesta será un paso costoso y el bastón de mando solo será un fetiche y un mensaje de que el Presidente aún se encuentra a trasmano del partido y del coordinador.