Juan Norberto Lerma
El primer hombre que escapó del hocico de las fieras contó a sus compañeros su aventura alrededor del fuego y, sin saberlo, inventó el relato, y se convirtió en narrador.
Otro que escuchó la historia, la rumió en los zanjales, en los momentos en que acechaba pájaros, y cuando destazaba animales gordos. Un día, durante el sueño, se contó él mismo la historia que había escuchado contar alrededor del fuego y, luego, en la vigilia, encontró el ánimo para contárselas a otros que quisieron escucharlo, y se volvió novelista.
Uno más escuchó el relato original, pero también se enteró del sueño del segundo sujeto. Este hombre unió el relato del primer hombre al sueño del segundo y lo contó de nuevo todo, y cuando hablaba parecía que de sus ojos saltaba otra vez la fiera, y que en su boca tomaba cuerpo el fuego.
Ese último hombre debió de haber sido poeta, pero la gente que lo escuchaba con reverencia lo llamó simplemente hechicero, y hubo noches alrededor del fuego en las que no sólo creyeron que mientras hablaba se materializaba la fiera, sino que con sus palabras enérgicas los hacía sentir que ellos mismos eran la fiera.
