• 05 de Mayo del 2024

El informe de Brodie, de Jorge Luis Borges ¿De qué va?

 

Juan Norberto Lerma

El informe de Brodie, de Jorge Luis Borges, es un texto en el que el autor ensaya la creación de una comunidad, de un pueblo al que le atribuye todas las estructuras sociales de este mundo, pero distorsionadas hasta convertirlas en distintas. El mundo, tal como lo conocemos, aún no está terminado, está en constante ajuste, y parece que siempre hay algo nuevo que nos sorprende y a lo que tenemos que adecuarnos.

El narrador nos cuenta que encontró el informe de David Brodie, un misionero escocés, en un ejemplar de Las Mil y Una Noches que le consiguió un amigo, y advierte que él sólo transcribe el documento, tal cual fue redactado originalmente.

 

 

En el texto, el narrador indica que la tribu que describe es bestial y que sin ningún pudor come los cadáveres de los hechiceros. Estas personas sólo son discretas cuando se trata de alimentarse, nos dice David Brodie, porque entonces se esconden, y si no pueden hacerlo, les basta con cerrar los ojos.

En el informe de Brodie las descripciones son sucesivas y el lector no termina de asimilar una de las costumbres de esa tribu cuando lo sorprende la siguiente. Con frases cortas y sobre todo poéticas, el narrador dibuja un mundo primitivo y bestial.

En una de las escenas a las que el narrador le dedica más tiempo, nos cuenta que también hay poetas entre esos seres. La gente se reúne para escuchar las composiciones del poeta y cuando no entienden sus versos y figuras literarias no ocurre nada, pero si los escuchas llegan a comprender lo que se les quiso decir con la poesía, entonces algo se despierta en algún rincón de su interior y miran con recelo y admiración al poeta. Enseguida le dan la categoría de un dios y cualquiera puede asesinarlo. En estos casos, el poeta, si le da tiempo, huye, si no, es sacrificado.

En esta escena hay un sobresalto de horror porque el mismo Borges era poeta y si hubiera estado cerca de esa gente salvaje habría corrido la misma suerte que los recitadores de versos de aquella tribu.

Para darles un nombre a los habitantes de ese pueblo, el narrador los llama los yahoos y nos cuenta que para sobrevivir, esos seres no sólo le tienen que hacer frente a los elementos naturales, sino además se tienen que enfrentar en batallas cruentas con la tribu de los hombres-monos.

Las guerras entre los yahoos y los hombres-monos son constantes, y con algo de piedad y alarma el narrador nos dice que son los yahoos los que llevan la peor parte. Algo deben tener los yahoos porque el misionero confiesa que él ha peleado en varias ocasiones contra los hombres-monos, y contraviniendo su fe cristiana ha tenido que asesinar a varios enemigos de la tribu para poder sobrevivir.

El narrador le dedica unas líneas a la religión de los yahoos y considera que como los occidentales, ellos también creen en el cielo y en el infierno. A lo largo del texto, el narrador exalta algunas virtudes singulares que tienen los yahoos y que de alguna forma los vuelven parecidos a las culturas europeas.

En el texto surgen imágenes extravagantes, incluso algunas que rebasan la lógica. Para describir a la tribu de los yahoos, el narrador despliega una serie de imágenes y vocablos que dibujan el carácter y las costumbres de esos individuos.

De alguna forma, los habitantes de esa tribu se asemejan a las comunidades occidentales primitivas, y es como si el narrador pusiera a la humanidad frente a un espejo para que los lectores vean en ese reflejo uno de sus pasados posibles.

Los textos de Jorge Luis Borges están llenos de imágenes que nos sorprenden y en los que constantemente se proponen nuevos mundos, variaciones de la realidad, se hacen observaciones filosóficas, y se apartan de la realidad cotidiana.