• 18 de Abril del 2024

Estampa y cazadores

Stone age / KlausHausmann/Pixabay

De pronto, en la cima de una colina vieron al ciervo azul, pero estaba prohibido matarlo

 

Juan Norberto Lerma

La media docena de cazadores estaba hambrienta. Habían perdido el rastro de un caballo con garras al bordear una ladera, y no les hubiera parecido extraordinario que desde cualquier recoveco les arrojara bocanadas de fuego.

De pronto, en la cima de una colina vieron al ciervo azul, pero estaba prohibido matarlo. Era un animal hermoso y enorme, medía más de dos metros de altura y tenía la envergadura de una canoa para siete hombres. El ciervo azul los miró con altanería, mientras ellos admiraban arrobados su testuz dorada.

Con susurros, tres de los cazadores opinaron que había que escapar cuanto antes, pero dos más hambrientos los sometieron y les aseguraron que era preciso sobrevivir y dominar su miedo. El otro miró a los dos grupos, y acaso más inteligente, escapó a toda prisa. Los dos más decididos, sorprendieron a los temerosos y los aniquilaron con sus lanzas. Entonces, obediente a la naturaleza que los hombres le habían conferido, el animal actuó en consecuencia: los embistió y los destrozó en un par de segundos.

El ciervo azul se fue trotando por las praderas más hermoso que nunca, con las pezuñas estriadas de sangre y ondeando al sol su penacho de fuego.

El universo estaba recién formado, comenzaba a ser coherente; sólo hacían falta más hombres capaces de intentar cazar ciervos azules. Los cazadores nunca lo supieron, pero para su desgracia y la de su pueblo, la carne de esos animales tiene un sabor amargo.

 

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Juan Norberto Lerma

México, Distrito Federal. Es escritor y periodista. Ha colaborado en diversos medios de comunicación, ha sido editor en un par de diarios nacionales, y ha publicado en algunas revistas culturales.

Publicó en Amazon los libros de cuentos La Bestia entre los días; Perro Amor; Frecuencia Alterada; y Las Mariposas Cantan de Noche.