• 21 de Noviembre del 2024
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Aichí ¿en verdad estamos a tiempo?

Especial

Hace 10 años la Décima Reunión de la Conferencia de las Partes (COP10), que se llevó a cabo en la cumbre de Nagoya, en Japón, por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), dio pie a las llamadas Metas de Aichí, con el objetivo primordial de salvaguardar la biodiversidad mundial por la importancia que esta reviste a la permanencia de los ecosistemas naturales.

 

Se generaron entonces 20 metas, que fueron distribuidas entre 5 objetivos estratégicos, que a saber son:

  1. i) Abordar las causas subyacentes de la pérdida de la diversidad biológica mediante la incorporación de ésta en todo el gobierno y la sociedad;
  2. ii) Reducir las presiones directas sobre la diversidad biológica y promover la utilización sostenible;

iii) Mejorar la situación de la diversidad biológica salvaguardando los ecosistemas, las especies y la diversidad genética;

  1. iv) Aumentar los beneficios de los servicios de la diversidad biológica y los ecosistemas para todos y;
  2. v) Mejorar la aplicación a través de la planificación participativa, la gestión de los conocimientos y la creación de capacidad.

Fueron un total de 170 países los que se comprometieron a cumplir estos objetivos entre 2011 y 2020.

Sin embargo, al rendir cuentas, parece que las metas y, por tanto, los objetivos, no se cumplieron.

Siguiendo un reciente informe de la ONU, todo apunta a que el mundo natural está sufriendo gravemente y empeorando en la materia. La tasa de pérdida de biodiversidad no tiene precedentes en la historia de la humanidad y las presiones se están intensificando.

Los expertos en el tema consideran que el fracaso de los objetivos de Aichi se debe a que los países han tenido problemas para abordar el tema de la conservación, al tiempo que deben enfocarse en su economía y el aumento poblacional.

Señalan también los pobres resultados se deben a incentivos negativos, como los que se dan en países primarios a la industria de los combustibles fósiles y la pesca excesiva.

Recordemos que, por ejemplo, en México, a pesar del esfuerzo que se ha hecho desde hace algunos años, la Vaquita Marina, que es una especie endémica del Golfo de México, está a punto de extinguirse y la causa principal es la pesca de la Totoaba.

Hablando de esto, el compromiso de nuestro país para cumplir con las metas fue convertir en Áreas Naturales Protegidas, 17 por ciento del territorio terrestre y 10 del marino; pero no se logró.

Según el reporte de la ONU, aún estamos a tiempo de actuar, lo que sinceramente creo que es arriesgado pensar.

Dos de los puntos para seguir en las metas de Aichi serían mantener el cambio climático en cerca de 1.5°, para lo que es fundamental la preservación de los ecosistemas y, lo segundo, sería cambiar los hábitos de consumo.

A pesar de que sabemos que los combustibles fósiles son la peor manera de buscar ser amigables con el ambiente, no hemos logrado disminuir su consumo. Tampoco hemos encontrado un sustituto que permita manejar la industria mundial.

Todo eso pone en jaque la lucha por evitar que aumente la temperatura global.

Por su parte, cambiar los hábitos de consumo es una tarea más complicada. Creímos que la pandemia que estamos pasando sería un fuerte incentivo para cambiar hábitos, pero todo apunta a que los humanos somos eso, humanos, y no estamos dispuestos a cambiar.

No es bueno ser pesimista sobre el futuro, pero estoy cierto de que no estamos a tiempo de evitar un problema de grandes dimensiones en los ecosistemas naturales.

Quizá debamos recordar que, en caso de una extinción masiva de especies, la nuestra no quedaría a salvo.

Sería muy bueno recordarlo.

 

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Twitter @RicardoChavero

 

Secretario General del Partido Verde en Puebla Capital