Ricardo Chavero
Quienes se han encargado de estudiar los ecosistemas naturales, siempre han sido enfáticos en señalar que, estos siempre guardan un equilibrio; de hecho, hoy todos hemos escuchado de la labor de las abejas para mantener a estos ecosistemas a través de su trabajo de polinización, inclusive hemos escuchado que su labor es tan importante que, si estas dejaran de existir, muy probablemente eso implicaría el fin de las especies.
Así como las abejas quienes analizan los ecosistemas del mundo, han hecho énfasis en que cada especie animal que habita estos, juega un papel importante para el equilibrio del mismo, equilibrio que también es demasiado frágil ante la pérdida de cualquiera de ellas. Y es que, el reino animal es tan asombroso que, inclusive hoy en día, se siguen descubriendo especies que, ponen al descubierto mucho de lo que sabemos acerca de este globo llamado mundo. Y a pesar de seguir en este camino de descubrimiento de especies y de su valor para la naturaleza, a la par, las actividades humanas están llevando a un fenómeno que hace complejo el entendimiento de los ecosistemas, la extinción de especies animales. Este proceso de descubrimiento y perdidas de especies ha llevado a que, estemos en los límites de lo que sabemos acerca, de cómo se mantienes algunos espacios vitales para nuestro planeta, nos pone en los límites del conocimiento de la importancia de los animales en la preservación de toda forma de vida.
Y quizá lo señalado para muchos pueda sonar fatalista, sin embargo, la extinción animal para muchos investigadores, está relacionada con un fenómeno que se ha sucedido en años anteriores en nuestro planeta, las grandes extinciones. De acuerdo a Fundación Bancomer, muchos de nosotros no estamos siendo conscientes de que nuestra generación, está siendo testigo de inicio de la desaparición definitiva de algunas especies de la tierra, hasta el punto de formar parte, quizá, de la sexta extinción masiva de especies que se produzca en nuestro planeta, algo así como lo que sucedió en la era de hielo con los dinosaurios, solo que ahora no hay meteorito, hay factores climáticos que asechan con más peligro del que, tenemos consciencia. Según un estudio realizado por científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), basado en las emisiones actuales de carbono, la próxima gran extinción podría producirse en 80 años, por lo que esta, se situaría alrededor del año 2100, en el momento en el que el océano haya absorbido 310,000 millones de toneladas de carbono.
Se sabe que en el planeta existen más de 7.7 millones de especies animales y de estas, más del 20% esté en peligro de extinción. También se sabe que un factor crucial para esta pérdida de biodiversidad es, el calentamiento global por lo que, uno de los llamados Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, está encaminado a detener la pérdida de la biodiversidad. De acuerdo a la Fundación Bancomer, hay doce animales que podrían desaparecer en los próximos años: El oso polar; el oso panda; el elefante; la ballena; el chimpancé; el gorila de montaña; el leopardo de las nieves; el tigre de Sumatra; el rinoceronte; las tortugas marinas; el delfín de agua dulce y; el tiburón ballena. Adicionalmente a esto, cada país tiene su indicador crítico y en el caso de México, sabemos del peligro de algunas especies endémicas como la vaquita marina y el ajolote.
En concordancia con los festejos de San Francisco de Asís, patrono de los ecologistas, desde 1929 se promovió la celebración del Día Mundial de los Animales, para que la humanidad genere conciencia sobre las especies en peligro de extinción. Esto no es cuestión de un día, requiere de un cambio de estilo de vida de los humanos para evitar esa llamada sexta extinción, si aún estamos a tiempo. Recordemos que, en términos de ecosistemas, mencionamos que estamos en los límites del conocimiento, lo que nos hace no descartar que nuestra inacción puede llevarnos a ese escenario trágico.