Esto parecería imposible de pensar, pero, en pleno Siglo XXI muchas personas no tienen idea de la importancia que reviste este elemento en el desarrollo de nuestro planeta; sin embargo, la mayoría de las actividades naturales, económicas y sociales dependen del agua dulce y de su calidad. De hecho, es tan natural para quienes tenemos la fortuna de tener agua en nuestras vidas ignorar que, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cerca de un tercio de la población mundial, 2 mil 200 millones de personas, vive sin acceso a agua potable.
Los datos son claros, vivimos una crisis mundial por el agua dulce y es necesario que la gente tenga conciencia de esto para optimizar el uso de este recurso impulsando así, la factibilidad del 6º Objetivo de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030: Agua y saneamiento para todos antes de finalizar esta década.
Hoy queremos aprovechar que este año, la celebración centra su atención en las aguas subterráneas, las aguas invisibles que pocos conocemos, pero, que todos apreciamos indirectamente a través de sus efectos. De acuerdo con la ONU las aguas subterráneas son aquellas que se encuentran bajo tierra en acuíferos compuestos de rocas, arenas y gravas; estas aguas alimentan manantiales, lagos y humedales para, finalmente, filtrarse a los océanos. La principal fuente de recargas de estas aguas son las lluvias y la nieve que se filtra a la tierra y generalmente, pueden extraerse a la superficie por bombeo y pozos.
Algo importante de estas aguas es, que la vida no sería posible sin ellas, tan solo, en la mayoría de las zonas áridas del planeta se depende totalmente de este recurso que suministra, el agua que se utiliza para consumo, saneamiento, producción de alimentos y algunos procesos industriales de esa zona. Es por esto que debemos de mantener los procesos de recarga de los acuíferos subterráneos y evitar su sobreexplotación y contaminación, dos fenómenos que apuntan a la extensión de los mismos y con ello a agravar la crisis del agua en este planeta.
El tema de la crisis del agua no es ajeno a nuestra bella ciudad de Puebla. En febrero de este año el Presidente de la Comisión de Recursos Hidráulicos de la Cámara de Diputados, Gregorio Muñoz Álvarez, presentó el Diagnóstico del problema del agua en México, donde se menciona que el estrés hídrico en ciudades como Monterrey, La Paz y Puebla, podría generar que estas fueran las primeras zonas en quedarse sin agua en nuestro país. Y el tema no es nuevo, ya en 2019 el Instituto de Recursos Mundiales (WRI por sus siglas en inglés), había señalado que Puebla se encontraba entre las ciudades del mundo declaradas en Alerta Roja por la inminente crisis que enfrenta por escasez de agua, derivada del crecimiento desmedido de la población, la alta contaminación de sus ríos y la baja recarga de mantos acuíferos.
Durante los últimos gobiernos capitalinos, la atención para contener la situación se ha centrado en evitar la contaminación del Río Atoyac principalmente por ser este, una de las fuentes primarias de agua en la ciudad. Aprovechamos este día para poner sobre la mesa la posibilidad de atender el tema de la recarga de acuíferos en la ciudad, tomando en cuenta lo que señala el WRI en referencia a la baja recarga de acuíferos que tenemos. Esta administración que inicia este Ayuntamiento sin duda, tiene los elementos para abordar el tema y atender desde dos flancos un problema que se ha concretado en nuestra ciudad; es necesario seguir con la atención a nuestro afluente el Río Atoyac, pero, debemos de abrir la segunda beta de agua que es, la recarga de los acuíferos de la ciudad y como se dice en el medio del espectáculo, para nuestra ciudad ya no hay tiempo de espera así que, esta es la tercera llamada, ¿comenzamos?