Y es que un escenario pesimista para Mike Pence es la defensa de las ciudades santuario, favorecer las fronteras abiertas, poner a disposición abogados gratis para defender a migrantes, por eso advirtió que Biden será un caballo de troya para la izquierda radical y que si Donald Trump se queda 4 años más en el poder evitará que eso ocurra, protegiendo la seguridad de los norteamericanos.
De hecho, como parte de los discursos de campaña, Donald Trump calificó nuevamente a los migrantes como delincuentes y violadores.
Sin embargo, la primera dama de Estados Unidos, Melania Trump reconoció y se mostró agradecida por cumplir con su propio sueño americano, logrado con trabajo duro y determinación “como inmigrante y mujer independiente” y ahora disfruta de los privilegios y oportunidades de ese país.
Lo cierto es que, sin recato alguno, la reelección de Donald Trump en la silla presidencial va con la promesa de frenar la migración a como de lugar, de ahorcar a las familias migrantes con la reducción absoluta de los beneficios que recibe y de seguir aportando recursos a la protección fronteriza con México.
Aunque, desde la Casa Blanca, Trump busca ganar simpatías en el votante hispano lanzando programas que mejoren el acceso de estas comunidades a oportunidades económicas y educativas, pues, según el mandatario en su discurso, los hispanos “son un tesoro”.
El doble discurso entre los aspirantes republicanos tiene que ver con la división que hace el mandatario en el sector migrante, pues asegura que al país llegan migrantes buenos y también unos muy malos.
Para los buenos quiere entregar a través de programas como la “Comisión Asesora Presidencial para la Prosperidad Hispana” un “futuro lleno de promesas, oportunidades y libertad”.
Hay que recordar que el actual huésped de la Casa Blanca logró su nominación con el apoyo del 30% del voto hispano y que organizaciones como “Latinos4Trump” hicieron un arduo trabajo en la promoción del voto, casa por casa, a su favor, logrando el apoyo de miles de migrantes que ya cuentan con la nacionalidad norteamericana y que lograron una estabilidad familiar después de dos o tres décadas de que llegaron a la Unión Americana y que, irónicamente, hoy apoyan la política antiinmigrante del gobierno federal argumentando que ya son muchos migrantes en el país.
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