El republicano Donald Trump ganó las elecciones presidenciales de Estados Unidos y asumirá su segundo mandato en enero de 2025. Tras su triunfo, Trump intensificó sus declaraciones sobre temas migratorios y comerciales, señalando posibles aranceles de hasta el 100 por ciento a las importaciones mexicanas si México no frena la migración ilegal. Estas amenazas alertan al Gobierno mexicano, encabezado por Claudia Sheinbaum, quien podría enfrentar una crisis económica y de seguridad.
Durante un mitin en Raleigh, Carolina del Norte, Trump reafirmó su postura sobre “cerrar las fronteras” para frenar el flujo de personas a Estados Unidos, insistiendo en que los migrantes deben ingresar “legalmente”. Su política migratoria promete ser aún más dura que en su primer mandato, con un plan de deportaciones masivas. J.D. Vance, vicepresidente electo, estimó que expulsarían a un millón de personas al año, aunque analistas calculan que el proceso podría costar a Estados Unidos hasta 968 mil millones de dólares en una década.
El American Immigration Council advierte que estas políticas afectarán gravemente a las familias migrantes. Además, el exdirector del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), Tom Homan, explicó que el número de deportaciones dependerá de la disponibilidad de presupuesto y espacio en centros de detención. Homan, un aliado de Trump, podría regresar al ICE para liderar estas operaciones de deportación, aunque enfrentaría resistencia de diversas entidades y grupos civiles en Estados Unidos.
Trump destacó que, en su primer día en la Casa Blanca, advertirá a Claudia Sheinbaum que debe impedir la entrada de criminales y drogas a Estados Unidos, o enfrentará aranceles del 25 por ciento en exportaciones mexicanas. De ser insuficiente, estos aumentarán a 50, 75 y hasta 100 por ciento, según declaró el presidente electo. México, su principal socio comercial, registró un intercambio de bienes y servicios con Estados Unidos superior a 426 mil millones de dólares en 2023, lo que refleja la importancia económica entre ambos países.
La estrategia de Trump incluirá el fortalecimiento de su relación con los gobiernos estatales de corte republicano para presionar a las “jurisdicciones santuario” en Estados Unidos, ciudades y estados que protegen a migrantes. Este enfoque buscará maximizar la cooperación en temas migratorios y de seguridad fronteriza.
En el ámbito económico, la administración Trump prevé renegociar el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), para incluir cláusulas que fortalezcan su política de seguridad y control migratorio. La incertidumbre por esta política ha afectado al peso mexicano, que sufrió una caída del tres por ciento ante el dólar tras las elecciones. Según el consultor Jon Harrison, de TS Lombard, México enfrenta riesgos significativos de inestabilidad interna si Trump concreta sus amenazas, dada la vulnerabilidad del país ante la actividad de los cárteles de la droga y la violencia.
A pesar de las promesas de Trump de aumentar la deportación de migrantes, estadísticas del gobierno estadounidense revelan que Joe Biden, el actual presidente, deportó a más personas en el último año fiscal que cualquier año de la administración Trump. No obstante, los planes de deportación masiva del nuevo gobierno de Trump pretenden superar estas cifras mediante una red de apoyo a nivel federal que implicará, según algunos de sus asesores, desde la participación militar hasta la intervención diplomática para agilizar los procesos.
Grupos de derechos humanos, como la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU), anticipan una ola de litigios contra las políticas migratorias de Trump, al considerarlas una amenaza para los derechos de los migrantes. La ACLU y otros grupos han anunciado su intención de llevar al gobierno de Trump a los tribunales, argumentando que estas deportaciones masivas son inhumanas y podrían devastar comunidades migrantes en Estados Unidos.
En este contexto, la presión sobre México crece, y la administración de Sheinbaum anticipa negociaciones complejas para evitar sanciones económicas que podrían afectar la estabilidad económica y social del país. La relación entre ambos países, ya afectada por las tensiones comerciales y la inseguridad fronteriza, podría enfrentar uno de sus periodos más difíciles en la historia reciente.
La reelección de Trump, respaldada por una base conservadora que apoya su discurso antimigración y de seguridad nacional, ha consolidado una estrategia agresiva que, de llevarse a cabo, podría redefinir la relación México-Estados Unidos y modificar el panorama migratorio en el continente americano.