El senador demócrata de origen cubano Bob Menéndez, uno de los políticos más influyentes en Washington, fue declarado culpable de corrupción, fraude y de actuar como agente del gobierno de Egipto. Un jurado popular encontró culpable al senador de Nueva Jersey, de 70 años, de los 16 cargos que pesaban sobre él, entre los que se incluyen soborno, extorsión, obstrucción a la justicia y recibir pagos para actuar en beneficio de gobiernos extranjeros, incluyendo Egipto y Catar.
El juez del caso, Sidney H. Stein, tiene previsto anunciar la sentencia el próximo 29 de octubre. Menéndez enfrenta una pena máxima potencial de 222 años de prisión debido a la gravedad y combinación de los cargos. A la salida de la Corte, el senador anunció que apelará el fallo, declarando: “Nunca he violado mi juramento público. Nunca he sido otra cosa que un patriota de mi país y para mi país”.
La condena de Menéndez se basa en acusaciones de que usó su poder e influencia para beneficiar a amigos y empresarios a cambio de sobornos. Según la justicia estadounidense, Menéndez intentó promover intereses militares egipcios, interferir en procesos penales y obtener inversiones de funcionarios cataríes. Entre los sobornos recibidos se mencionan lingotes de oro, cientos de miles de dólares en efectivo, un Mercedes-Benz convertible y otros beneficios.
Durante un cateo en la residencia del senador, la policía encontró más de 480 mil dólares en efectivo escondidos entre ropa y zapatos y en una caja fuerte, además de 13 lingotes de oro valorados en 150 mil dólares y un auto descapotable Mercedes-Benz. Estos hallazgos fueron fundamentales en el juicio que involucró también a Hana y Daibes, empresarios de Nueva Jersey, quienes compartieron el banquillo de los acusados con el senador en el tribunal del distrito sur de Manhattan durante dos meses.
José Uribe, un tercer empresario implicado, se declaró culpable antes del juicio de regalar el Mercedes, valorado en 60 mil dólares, y colaboró con la fiscalía contra el senador y su esposa, quien no pudo ser enjuiciada debido a un cáncer de mama. Durante el juicio, más de 30 testigos testificaron y se presentaron decenas de mensajes de texto como pruebas que apuntalaron el “esquema de corrupción a gran escala” que se le atribuye al senador y sus allegados.