Álvaro Ramírez Velasco
La historia de César Ramírez Hernández es un testimonio inspirador de resiliencia, determinación y compromiso. Es un relato que está lleno de obstáculos superados y de anécdotas que, por igual, pueden llevar a las lágrimas, que a las sonrisas.
Al hacer un recuento de sus pasos como migrante y su regreso para ser presidente municipal de Ahuazotepec, en la Sierra Norte del estado de Puebla, él mismo destaca -en una entrevista amplia y generosa- su vocación del servicio público y el amor a su tierra.
César Ramírez Hernández lo dice de muchas formas y más que con palabras con la emoción que, en la charla, le humedece los ojos al recordar a sus padres, ya fallecidos, asegura que detrás de él se halla una historia de migración, éxito y compromiso comunitario.
La travesía del hoy alcalde de Ahuazotepec -quien compite por la reelección en este proceso electoral-, hacia Estados Unidos, comenzó cuando tenía 27 años de edad, motivado por el deseo de ayudar a sus padres en Puebla y buscar una vida mejor para su extensa familia.
“Hoy tengo 49 años, gracias a Dios. Estoy muy bien. Decido irme porque, pues la familia de nosotros era muy grande. Mi mamá y mi papá tenían 16 hijos, hombres y mujeres. Estábamos vivos en ese tiempo 14. Pues yo veía que mis padres estaban haciendo viejos y nosotros éramos choferes. Yo decía, si algún día le pasa algo a mi papá, a mi mamá, no voy a tener dinero.
“Me aventuré a Estados Unidos para hacer una vida mejor y poder ayudar a mis padres, si algún día se llegan a enfermar.
“Tengo primos que trabajaron en el ferrocarril (en la Unión Americana). Cuando ellos regresaron a Ahuazotepec, hablaban del ferrocarril y que ganaban mucho dinero allá. Eso se me metió, y yo dije, pues yo me voy a ir para allá. Me fui con un hermano y con un amigo. Llegamos al pueblo, al pueblito ese. Nos fuimos de mojados”.
Un nuevo mundo
César relata con detalle su travesía, desde cruzar el río, flotando en una cámara de llantas, hasta enfrentar a la Migra (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos, ICE, por sus siglas en inglés), pues fue detenido en su primer intento.
“Sí cruzamos, y cuando salimos ya tenemos los helicópteros, tenemos la Migra y todo. Nos agarran y nos llevan a encerrar, y al otro día nos sacan otra vez para la frontera”.
Luego de otro intento, pudo cruzar y encontrar trabajo en Chicago, Illinois. En este frío, en ese nuevo mundo, enfrentó obstáculos lingüísticos y culturales, pero su determinación lo llevó a prosperar.
“Era un clima que nosotros nunca lo habíamos vivido. El país, la tierra, las carreteras donde íbamos pasando, todo, se nos hacía raro.
“Ya cuando llegamos al pueblo donde llegamos a Sprewell, Illinois, pues no sabíamos ni para dónde darle.
“Conocimos un michoacano, un yerno de un tío mío. Una persona muy buena que nos dejó dormir en su casa una noche, y al otro día nos consiguieron una casita donde vivir.
“Estuvimos viviendo 15 días ahí, dormíamos en el suelo y nos cocinábamos con una estufita eléctrica. Y después empezamos a trabajar ahí.
“Manejaba ahí un camioncito, un camión de mudanzas. Empecé a manejar unas máquinas que compró un americano de Chicago a un pueblito que se llama Peru, Illinois. Y ahí nos perdíamos cada rato, porque no conocíamos. Fuimos llegando a Estados Unidos. No había esto del GPS ni nada de eso. No”.
Regreso forzado a México
César Ramírez Hernández narra que un día tenían mucha hambre y llegaron a un McDonald’s y querían pedir de comer, pero no podían pedir una hamburguesa, porque no sabían hablar en inglés.
En la fila estaba un niño pequeño, quien observó que César y sus acompañantes no se podían poner de acuerdo para pedir la comida y sólo hablaban español. Se ofreció a pedirles la comida.
“¿Cuál quieren? Yo la pido. Él hablaba inglés. Pedimos hasta para el otro día. Dijimos, ya mañana no vamos a volver a verlo para pedirle.
“Ya de ahí se acabó el trabajo y nos fuimos a lavar carros en la forja; nos lavábamos 47 carros diarios. Luego me voy trabajar al ferrocarril. Entramos a trabajar al ferrocarril ganando poquito. En la forja me pagaban a 5 dólares la hora. Me meto al ferrocarril y me pagan a 7 dólares la hora.
“Entonces nos mandan allá al estado, si era de Michigan a la península, allá a los barrios, a los barrios. Dos años exactamente, me agarra la Migra y me echan para México. Primero me encerraron en la cárcel”, pues en el país vecino ingresar sin documentos es un delito, a diferencia de México, en donde es solamente una falta administrativa.
César Ramírez detalla que estuvo detenido en un pueblo que se llama Susan Mary, en la frontera de Estados Unidos con Canadá, donde permanecieron durante más de 20 días, y luego a Detroit, Michigan. De ahí, en avión a Laredo, esposado de pies y manos.
“Yo tenía a mi novia, nos íbamos a casar, no nos alcanzamos a casar. Entonces, pues me mandan para México y mi novia, mi esposa hoy, me empezó a buscar, desde que yo caí de la cárcel, ella me empezó a buscar. Buscó un abogado y comenzó a hacer todos los trámites. Y nos dan todo el trámite y nos venimos y nos casamos en Pachuquilla, Hidalgo.
“Pero lo hicimos conforme a la ley. Porque ella tenía que pedir un permiso al consulado mexicano, para poderse casar conmigo, porque ella es americana. Nos tardamos dos años en que a mí me dieran mi documentación, para poderme regresar para Estados Unidos, a los 29 años”.
Es en ese tiempo, cuando regresó a trabajar a las vías del ferrocarril, nació en su mente la idea de crear una unión de ferrocarrileros, para trabajar por su cuenta. Con el tiempo creó su empresa con un sobrino.
“Nos fue bien, pero luego nos separamos. Hice otra empresa, en la que ahorita sigo trabajando. Y todos los trabajadores son mis trabajadores. Ese mayordomo es mi mayordomo. Había un americano que se llama Mike Hentz, que era encargado de toda la empresa, de todos los trabajadores de los que trabajamos en ese tiempo, trabajamos para H&H”.
Calidad del trabajo mexicano
Después de años de ardua labor, alcanzó el éxito en la industria ferroviaria, donde destacó por su habilidad y dedicación.
A pesar de sus logros en el extranjero, el llamado de su tierra natal lo condujo de regreso a Ahuazotepec, donde incursionó en la política, guiado por el deseo de servir a su comunidad y generar un impacto positivo. Fue electo como presidente municipal bajo las siglas del Partido del Trabajo (PT), en el proceso electoral del año 2021.
“Yo sí quisiera que algún día vieran a los migrantes, de veras, y les dijeran, ¿sabes qué, migrante? Regresa. Porque además... Te digo que nosotros trabajamos para las empresas.
“Por ejemplo, trabajo para BNSF, trabajo para Union Pacific, trabajo para Canarian, trabajo para las empresas más grandes, trabajo en una base militar en Milan, Tennessee, y doy la calidad. Entonces, cuando vienes, dicen, ¿por qué no me dan chance en el Tren Maya? Yo soy más cabrón que los chinos y que los españoles. Soy mexicano.
“La mano de obra mexicana es la mejor del mundo. Entonces, yo siempre he tenido ese pensamiento. Lo que el presidente de la República siempre ha dicho de los migrantes. A mí me gustaría que se lo hicieran de verdad, porque los migrantes mexicanos trabajamos y sabemos hacer muchas cosas muy buenas en otro país; imagínense haciendo el Tren Maya todos los migrantes, sin que vengan los portugueses, ni los chinos, ni los españoles. Y yo lo garantizo que los mexicanos somos mucho, mucho más buenos que ellos en ese ramo. Sí, pues estás trabajando en Estados Unidos, imagínate.
El sueño de la alcaldía
—¿Por qué regresar a hacer política, cuando tienes la vida resuelta, el trabajo resuelto en Estados Unidos?
—Tengo unos hermanos que son políticos y me invitan a la política. Y le digo, no, pues yo no puedo. Y les empiezo a apoyar. Sí te apoyo, te apoyo. Y cuando yo llego aquí, hay un grupo de mujeres, andaban por ahí, con el Partido del Trabajo… Gracias a Dios y gracias a mi Partido del Trabajo, soy presidente municipal. Y me empiezan a invitar y le digo a mi esposa, le digo, oye, ¿cómo ves? Dijo necesitamos regresar a Estados Unidos a platicar con mi suegro, es el que me corre en la oficina de la empresa. Y pues cuando me dicen, pues como que sí, no, sí se antoja, ¿no?
“Participar no es fácil, porque cuando dejas tu negocio, si no estás, el negocio no está igual. Entonces, nos venimos y llego aquí a Ahuazotepec a participar. Y para empezar me encuentro con que me andan siguiendo los estatales y me querían poner falsamente como delincuente. Me querían encerrar, porque la política de aquí de México es que, si tú no eres político y tú no te dedicas a eso, quítate porque te quito como, a como dé lugar.
“Con tantos años fuera de mi país, hay gente que no me conocía. Entonces, hay gente que sí creía en mí, gente que no creía en mí. Pero hoy, ya ven el trabajo de inmigrante, de una persona que trabaja y que quiere a su pueblo, que ama su tierra, Y que queremos ser siempre los mejores que podamos por nuestro municipio”.
Proyecto de un parque industrial
Durante su mandato, ha trabajado incansablemente para combatir la delincuencia, impulsar el desarrollo económico y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, asegura.
Su visión -agrega- incluye la transformación de un terreno en parque industrial, con el potencial de generar empleo y revitalizar toda la región.
Ahora, César Ramírez Hernández busca reelegirse, pues su visión incluye la creación de un parque industrial para impulsar la economía regional y brindar oportunidades de empleo a los habitantes de la Sierra Norte de Puebla.
Con su historia, César Ramírez Hernández, subrayó, demuestra su compromiso continuo con el servicio público y su visión de un futuro próspero para su municipio. Su historia inspira a muchos y refleja el espíritu de superación que define a los migrantes mexicanos en todo el mundo.–