• 10 de Mayo del 2024

Entre más hits que errores, los 4 momentos del inicio de Eduardo Rivera

El apoyo de Barbosa a su administración y el dinamismo de su gobierno marcan aciertos en su administración, aunque tuvo tropiezos con el DAP y la salida de Gustavo Ariza del área de Protección Civil.

A 84 días de haber iniciado su administración, cuatro momentos han marcado el camino de Eduardo Rivera Pérez en el Ayuntamiento de Puebla.

La mitad de ellos son aciertos o grande hits, como se les llama en la jerga beisbolera, mientras que el resto parecen errores que podrían generarle consecuencias en el futuro.

El apoyo que ha logrado por parte del gobernador Miguel Barbosa Huerta, además de una administración dinámica y más activa que la de Claudia Rivera Vivanco, su antecesora, están entre los logros del panista.

La negativa del Congreso del Estado para que el ayuntamiento cobre el Derecho de Alumbrado Público (DAP) y algunos consideran también la salida de Gustavo Ariza Salvatori, debido a que tenía más de 10 años en la comuna con "resultados" en su área, están en la contraparte. 

“Sé qué hay altas expectativas, pero recibimos un municipio con muchos problemas y no tenemos una varita mágica", declaró Rivera Pérez el 15 de octubre, día en que asumió las riendas de la ciudad.

El siguiente es un recuento general de lo ocurrido a partir de ese momento en Puebla capital y a pocas semanas de que se cumplan los 120 días (12 de febrero) que el munícipe se marcó para mostrar sus primeros resultados.

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Más dinamismo

El gobierno de Claudia Rivera Vivanco dejó altos índices de inseguridad en la ciudad, además de una gran insatisfacción de las cámaras empresariales que le reprocharon la invasión de ambulantes a las calles de Puebla, principalmente del Centro Histórico.

A lo anterior se sumó la percepción de ineficiencia de la alcaldesa para cabildear con los ciudadanos algunos proyectos, entre ellos la remodelación del Centro Histórico y la construcción del nuevo mercado de Amalucan, ambos con recursos de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU).

Finalmente, la falta de consensos con colonos, empresarios y comerciantes, truncaron ambas obras.

Una vez que el 15 de octubre de 2021, Eduardo Rivera Pérez rindió protesta al cargo de edil, comenzó a ejecutar las acciones que quedaron inconclusas.

El 11 de noviembre, por ejemplo, inició la rehabilitación de calles de la zona histórica, casi al mismo tiempo que se reunía con locatarios del mercado Amalucan para analizar la posibilidad de darle mantenimiento profundo al inmueble.

También arrancó el programa de Regularización de Estancias Infantiles, que alcanzará a 60 guarderías en el primer año.

Además, impulso el programa Mil Calles para recuperar vialidades, espacios públicos e infraestructura.

Otro plan iniciado fue la Apertura a la Palabra, con lo que se avanzó en la simplificación administrativa para la apertura de comercios. De esta forma, los negocios pueden abrir y recibir una prórroga de 90 días para obtener sus permisos de funcionamiento.

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Sin enfrentamientos

Rivera Pérez rindió protesta como presidente municipal de Puebla, con recursos económicos limitados en la comuna y un gobierno estatal de un partido distinto al suyo.

Sin embargo, una buena relación de varios años atrás con el gobernador morenista, Miguel Barbosa Huerta, le valieron su apoyo desde el comienzo.

Con ello se rompió la “maldición” de tener enfrentados al alcalde de Puebla y al titular del Poder Ejecutivo, que inició cuando en 1996 el panista, Gabriel Hinojosa Rivero, sufrió por la mala relación con el gobernador priista, Manuel Bartlett Díaz.

En el caso de Barbosa y Rivera, no es la primera vez que trabajan juntos a pesar de ser de partidos e ideologías contrarias. Los dos fueron compañeros en la LVIII Legislatura de la Cámara de Diputados, de 2000 a 2003, donde colaboraron en la primera Ley de Transparencia federal.

Los dos ya estuvieron presentes en la remodelación del mercado El Alto, trabajaron juntos en la emergencia por la explosión en San Pablo Xochimehuacán y hasta comieron mole de caderas en Tehuacán.

Antes de concluir el 2021, Barbosa confirmó que apoyaría con 50 millones de pesos al Ayuntamiento de Puebla para el rescate de vialidades.  

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Negociación del DAP

Entre las primeras acciones de gobierno de Eduardo Rivera Pérez fue intentar recuperar los ingresos por el cobro de Derecho de Alumbrado Público (DAP).

Durante el periodo municipal anterior, la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó que era inconstitucional la manera en que la comuna obtenía los recursos, pues para ello firmó un convenio con la Comisión Federal de Electricidad (CFE) que lo incluía en sus recibos bimestrales.

Por ello, la nueva administración formuló una propuesta para retomar los ingresos proyectados en 140 millones de pesos, que se utilizarían en el mantenimiento y ampliación de la red de alumbrado público.

Para cabildear su aprobación en el Congreso del Estado, el alcalde nombró al regidor panista Carlos Montiel. Sin embargo, las negociaciones fallaron y la principal oposición al cobro del DAP terminó siendo la de su propio partido, el PAN.

Los diputados locales, identificados con la corriente conocida como morenovallismo, argumentaron que se trataba de un nuevo impuesto que lastimaba la economía de la gente en plena pandemia.

Las gestiones de Carlos Montiel también se “hundieron” con el partido del gobernador (Morena), ya que el bloque de diputados ligados a la exalcaldesa Claudia Rivera, votaron en contra.

Al final, se impusieron los opositores a Eduardo Rivera quienes consideraron que el DAP era un traje a su medida para posicionarlo en la lucha interna del blanquiazul, rumbo a la candidatura a la gubernatura en 2024.

Puebla, San Pedro Cholula y San Andrés Cholula se quedaron sin el dinero, mientras que otros 144 ayuntamientos si podrán utilizar el esquema a partir de este año.

Lo anterior representa un obstáculo a futuro para las propuestas de Rivera Pérez en el Congreso, pues ahora tendrá que negociar no solo con el Movimiento Regeneración Nacional, también con el PAN.

Salida de Ariza

La salida de Gustavo Ariza Salvatori del Ayuntamiento de Puebla le generó críticas a la administración de Eduardo Rivera Pérez.

Llegado al ayuntamiento en 2011, durante el primer gobierno del panista, el funcionario ocupó la titularidad de la Secretaría de Protección Civil y Gestión Integral de Riesgos en el trienio pasado.

Ahora, con la reestructuración del gobierno de la ciudad, esa dependencia quedó integrada a la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) donde quedó como una dirección, que a su vez tendrá dos principales funciones: rescate y regularización de permisos.

Ariza Salvatori y su equipo fueron reconocidos por el trabajo que realizó en los sismos de septiembre de 2017, las fugas de gas ocasionadas por tomas clandestinas y, recientemente, por la atención a una explosión por “ordeña” de combustible en San Pablo Xochimehuacán, sitio en el que murieron seis personas, quedaron heridas 19 y sufrieron afectaciones más de 200 viviendas.

El equipo de Protección Civil logró desalojar la zona antes de que ocurrieran los estallidos, lo que salvó decenas de vidas, reconoció el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.

Gilberto González Labastida quedó a cargo de la Dirección de Protección Civil, mientras Gustavo Ariza Salvatori dejó el gobierno municipal sin que se sepan las razones.

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Addenda: Amarrado de manos

Eduardo Rivera Pérez heredó una administración “amarrada de manos” en su presupuesto, ya que Claudia Rivera Vivanco le dejó un déficit de poco más de 200 millones de pesos, además de juicios perdidos que le costarán a las arcas municipales otros 200 millones, según reveló la síndico municipal, Guadalupe Arrubarrena García.

Por su parte, la tesorera, María Isabel García Ramos, denunció que la administración morenista vació totalmente la cuenta del Fondo para Contingencias Naturales.

Lo anterior contrasta con los señalamientos de los regidores de oposición a Rivera Vivanco, quienes acusaron un subejercicio de mil 200 millones de pesos que la edila justificó como ahorro.

Antes de irse a su campaña por la reelección, la presidenta liquidó 350 millones de pesos de deuda pública de la comuna, que utilizó como bandera en sus actos de proselitismo.