Por Antonio Bautista
Su voz la delata. Leticia Montagner García conversa con la misma facilidad con que una concertista desliza los dedos por las teclas del piano en una pieza de Mozart. La charla fluye y se llena de recuerdos, de anécdotas y de mucha reflexión sobre una profesión que entró a sus venas en la infancia.
Su nombre ha dejado una marca indeleble en el periodismo poblano, en múltiples medios de comunicación, y es un referente tanto en la televisión como en la radio, la prensa y ahora, los portales de noticias en internet.
Desde pequeña, el periodismo ha sido una constante en su vida, influenciada por una abuela analfabeta, quien le pedía leer los periódicos, en particular su sección favorita: la nota roja.
“A la casa de mi abuelita llegaban todos los periódicos porque tenían un vecino que era voceador, les llevaba todos los periódicos. Y ellos leían. En la casa de mi abuelita leían tres, cinco periódicos. A la fecha, mi mamá sigue leyendo los periódicos, por lo menos un periódico al día; cuando tiene tiempo lee dos”.
Esta exposición temprana a los medios, a los ocho años, no solo definió su aversión hacia las noticias policiacas, sino que también cimentó su pasión por la profesión que más tarde abrazaría con dedicación y éxito.
“No es una de las fuentes que me guste mucho. Bueno, le leíamos otras cosas, pero la nota roja especialmente se me quedó muy grabada, porque era la primera que nos pedía leer. Y, bueno, si no terminábamos, al rato llegaba otro nieto y le pedía a otro. Pero básicamente mi hermano y yo, y otro primo, éramos los que casi siempre le leíamos. Entonces, pues hay un poco de aversión a la nota policíaca, yo creo que por eso”.
Son 40 años dedicados al periodismo, cuatro décadas de pasión y compromiso que comenzaron con un ritual en voz alta que fomentó un ambiente de lectura constante. Una práctica que, a la fecha, inculca a sus alumnos como equipaje indispensable para quien pretende andar por los terrenos que ella ha recorrido.
“Un periodista o una periodista debe tener varias cualidades. Una de ellas, por ejemplo, que le guste leer mucho. Yo no concibo a un periodista que no lea. A mis alumnos los pongo a leer en periódicos. Ellos ya no están tan acostumbrados. Entonces, tienen que leer, porque leyendo adquieren cultura general, mejoran su ortografía, tienen conocimiento de qué es lo que pasa, y si a eso le agregamos la parte técnica, la parte ética, pues, yo creo que son básicos todos estos elementos para formar buenas y buenos periodistas”.
Su carrera despegó en Televisa, donde operó la generadora de caracteres en el noticiero de Guillermo Ochoa, en el programa “Hoy mismo”. Leticia Montagner ascendió rápidamente de asistente de producción a productora y reportera. En Puebla, dejó una huella imborrable en la radio y televisión local, y lleva su inquebrantable ética y la perspectiva de género a cada proyecto.
“Me empecé a meter mucho en el tema de género. Me fui a trabajar haciendo un noticiario que se llamaba ‘Mujer es: noticias y mujeres’, también con un enfoque de género. En 1997 iniciamos en Grupo Acir, pero no en el Grupo Acir actual, sino en el Grupo Acir del que era dueño Rafael Cañedo Benítez, el que fuera presidente municipal. Ahí hicimos ese proyecto de hacer un noticiario, con enfoque de género, con perspectiva de género que duró al aire seis años”.
Pionera del periodismo con igualdad de género, ha logrado enfrentar el mayor de los desafíos que la vida le impuso y que enfrentó en la carrera: ser mujer en un campo tradicionalmente dominado por hombres.
“Las mujeres siempre aparecíamos como patiño de los hombres, ¿no?, para decir: ‘Ay, mira qué bonito’, ‘ay, qué bien, sí me gustó’, ‘sí, tienes razón’, y creo que las mujeres tenemos talento para otras cosas que decir, nada más que sí”.
Además de los medios en los que colabora, tanto en esa especie en peligro de extinción que son los periódicos impresos, como en portales digitales, se ha dedicado desde hace 14 años a preparar a las nuevas generaciones de periodistas, a enseñarles, de primera mano, cuál es la misión que tienen. Y lo hace desde la trinchera académica de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), en la que colaboró a crear la carrera de Periodismo, de la que fue coordinadora cuatro años y cuya primera generación está por ver la luz.
“Van a salir alrededor de 22, se inscribieron como 50. La idea no es maquilar a periodistas. Tenemos que reposicionar el buen periodismo, no importa que se haga en medios digitales, no importa que se haga en radio, que se haga en televisión, que se haga en los pocos medios impresos que todavía quedan. Estamos formando personas que tienen una responsabilidad con la sociedad”.
Nació en Ciudad de México, pero tiene profundas raíces poblanas: su padre era de Chipilo, por eso, Montagner se siente orgullosamente poblana. Esta identidad refuerza su compromiso con su trabajo y su deseo de contribuir a un mejor país a través de la formación de nuevos periodistas y la promoción de la reflexión social.
La ética es uno de los principales protagonistas de la formación académica de la carrera que imparte la universidad estatal, donde da clases y brinda las herramientas que todo reportero debe dominar.
“Tienen que aprender a redactar y tienen que aprender a entrevistar, pero más importante es hacerles entender cuál es la función del periodismo, y la función del periodismo no es que nos paguen por debajo de la mesa”.
Esta labor en las aulas ha merecido el reconocimiento de la sociedad. El pasado 9 de julio, el Ayuntamiento de Puebla entregó a Leticia Montagner, con su distintivo apellido mal pronunciado por muchos, el Premio al Mérito Docente, en la categoría de Educación Superior. “Creo que es muy satisfactorio y tiene uno una evidencia más de que creo que se hace bien el trabajo”.
─¿Cuál es el mejor premio para un periodista?
─Creo que el mejor premio es el que realmente hagamos nuestra labor de manera correcta, que la gente reconozca nuestro trabajo, que no nos señale, que no nos digan que hemos tenido un montón de cartas aclaratorias. El mejor premio es el reconocimiento social, pero más aún, en el que cada uno, o cada una de las periodistas, sepa que está haciendo lo que tiene que hacer”.
Las palabras brotan y se vuelven reflexión. Tal vez por eso su género preferido, y por el que le dieron un Premio Nacional de Periodismo, es la entrevista. Y ha hablado con todos: “desde el bolero, el alto comisionado migrante, el gobernador, o la señora que hace las chalupas”. Y le gusta su voz, esa que se formó enterando a su abuela de los acontecimientos del mundo. Por eso, la radio es su medio preferido.
“Me gusta mucho la radio, porque podemos explotar esa capacidad de sugestión con la sola palabra, con la sola voz. Creo que a mí me han pasado cosas muy agradables. Hay gente que me hablaba terminando algún programa y me decía: ‘Usted estaba enojada hoy. Usted estaba triste”, y le decía: ‘No’. ‘Sí, se oye en su voz’”.
Su voz la delata. Y la conversación no termina, solo va a una pausa.