Por Josél Moctezuma
El domingo por la mañana, el poblado de Cañada Grande en Chiautla de Tapia estaba vacío. Hombres, mujeres, niños y abuelos se congregaron en la iglesia y el pequeño panteón para despedir a Javier Torres Barrera, agricultor, político y comerciante que fue asesinado el pasado jueves 13 de julio.
Su cuerpo fue encontrado junto a la caja de agua en la colonia Loma Bonita, a las afueras de la ciudad. Justo en ese lugar se observan ramos de flores y dos botellas vacías de tequila que han dejado familiares y amigos.
Ya en el panteón, un conjunto norteño interpretó la música y corridos que más le agradaban. El Centenario, Cruz de Madera, Última Caravana, Javier de Los Llanos y Dos coronas a mi madre, eran tocadas.
“Aquí estamos contigo quienes siempre te hemos querido y te acompañamos, les agradezco a todos su presencia y sus atenciones para estar aquí con mi hijo, estamos muy agradecidos con todos ustedes y siempre estaremos a la orden para devolver este favor", fueron las palabras del padre de Javier Torres Barrera, mientras cargaba entre sus brazos un enorme cuadro con la fotografía de quien llamaban “El Charro”.