Marcelo Ebrard, secretario de Economía, calificó como un "tiro en el pie" la propuesta del presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, de imponer un arancel del 25 por ciento a productos mexicanos. Según el funcionario, esta medida tendría un impacto negativo no solo en las relaciones comerciales entre ambos países, sino también en sectores clave de la economía estadounidense.
Ebrard explicó que desde 1961 las importaciones de productos mexicanos a Estados Unidos han crecido cuatro veces, lo que amplifica el impacto de un arancel de esta magnitud. “El efecto sería cuatro veces mayor, más el doble, en empresas estadounidenses como General Motors, Ford y Stellantis, que tienen operaciones significativas en México”, puntualizó.
El secretario de Economía detalló que un impuesto del 25 por ciento equivaldría a duplicar el actual impuesto sobre utilidades que pagan estas compañías en Estados Unidos, que actualmente se sitúa en 21 por ciento. “El impacto sería enorme. Este arancel sería un golpe directo no solo a las empresas, sino también a los consumidores y al empleo, con una pérdida estimada de 400 mil empleos en Estados Unidos”, aseguró.
Ebrard enfatizó que estas pérdidas no serían menores, considerando que el 88 por ciento de las camionetas tipo Pick-Up que se venden en Estados Unidos se producen en México. Estimó que, de aplicarse esta medida, el precio promedio de estos vehículos podría incrementarse en hasta 3 mil dólares por unidad, afectando directamente a los consumidores estadounidenses.
“Estamos hablando de millones de empleos en Estados Unidos que dependen de estas empresas. Además, el incremento en los costos será absorbido, en gran medida, por los consumidores, lo que afectará aún más la economía estadounidense”, afirmó.
Las declaraciones del secretario se enmarcan en un contexto de tensiones comerciales tras el anuncio de las políticas proteccionistas de Trump, quien busca incentivar la producción interna a través de medidas como esta. Sin embargo, expertos han advertido que los efectos de estas políticas podrían ser contraproducentes tanto para México como para Estados Unidos, especialmente en sectores altamente integrados como el automotriz.