El sacerdote Marcelo Pérez Pérez, de origen tzotzil y destacado líder en procesos de paz en Chiapas, fue asesinado a balazos esta mañana en San Cristóbal de las Casas. Según las autoridades, el ataque ocurrió cuando el clérigo circulaba en una camioneta Nissan blanca por las calles Peras y Manzanas, en el barrio de Cuxtitali. Dos individuos en motocicleta lo interceptaron y le dispararon en al menos ocho ocasiones, provocando su muerte inmediata.
Pérez Pérez, nacido en la comunidad de Chichelalhó, municipio de San Andrés Larráinzar, fue ordenado sacerdote en el seminario de la diócesis de San Cristóbal de las Casas el 6 de abril de 2002, cuando el obispo Felipe Arizmendi Esquivel estaba al frente de la diócesis. Sin protección oficial, Pérez viajaba en su camioneta luego de oficiar una misa matutina en la parroquia de Cuxtitali, cuando fue sorprendido por sus agresores.
Los servicios de emergencia llegaron al lugar, pero solo pudieron confirmar la muerte del sacerdote. Las primeras investigaciones señalan que los responsables del ataque dispararon en al menos ocho ocasiones antes de huir del sitio.
Marcelo Pérez era reconocido por su labor en la mesa de diálogo de Pantelhó, Chiapas, un espacio clave para los esfuerzos de pacificación en una región afectada por la violencia. Además, organizaba y participaba activamente en marchas por la paz, buscando soluciones pacíficas a los conflictos en la región.
Este asesinato ha generado conmoción en la comunidad, no solo por la violencia del ataque, sino también por la relevancia de Pérez en los esfuerzos de pacificación en una de las zonas más afectadas por la violencia en el estado de Chiapas.
Las autoridades locales no han ofrecido detalles adicionales sobre la identidad de los responsables o las posibles causas detrás del ataque. No obstante, la muerte de Marcelo Pérez Pérez se suma a una serie de hechos violentos que han sacudido la región en los últimos meses, donde los grupos armados y el crimen organizado han incrementado sus actividades.
El caso está siendo investigado por las autoridades, mientras la comunidad católica y los grupos de derechos humanos han condenado el ataque, exigiendo justicia para el sacerdote asesinado.