Las protestas convocadas por trabajadores del Poder Judicial de la Federación (PJF), acompañados por jueces, magistrados y organizaciones civiles en diferentes ciudades del país, tuvieron un impacto reducido y estuvieron marcadas por una participación limitada y pocos incidentes, lo que deslució el objetivo de manifestar un rechazo contundente a la reforma judicial propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Desde el mediodía, diversos contingentes partieron de puntos emblemáticos en ciudades como Puebla, Guanajuato, Tijuana, Coatzacoalcos, Mérida y Ciudad de México, con pancartas y mantas expresando su oposición a la reforma que, según los manifestantes, pone en riesgo sus derechos laborales y afecta la independencia del sistema judicial. Sin embargo, a pesar de la planeación y la movilización nacional, las protestas carecieron de la fuerza y visibilidad esperadas.
En San Luis Potosí, la marcha inició en el Jardín de Tequisquiapan y culminó en la Plaza Fundadores, donde se realizó un mitin en rechazo a la reforma. A pesar de la relevancia de los temas abordados, la convocatoria no logró movilizar a una cantidad significativa de personas, y la manifestación se desarrolló sin mayor impacto mediático o social.
De manera similar, en Querétaro, un contingente de alrededor de 700 personas se movilizó por el Centro Histórico, llamando a la ciudadanía a sumarse a las acciones de protesta. No obstante, la marcha transcurrió sin incidentes mayores y con escasa respuesta de la población, evidenciando la limitada capacidad de convocatoria de los organizadores en un contexto donde la división de poderes es un tema sensible.
En Veracruz, las protestas se extendieron a las regiones de Boca del Río, Xalapa, Orizaba, Poza Rica y Tuxpan. Sin embargo, la dispersión de los manifestantes y la falta de una organización más estructurada disminuyeron el impacto de las movilizaciones en el estado, que, aunque visibles, no lograron captar la atención del grueso de la población ni generar un debate público amplio.
En Campeche, la protesta reunió a aproximadamente 200 empleados del PJF, quienes marcharon desde el asta bandera monumental al Centro Histórico de la ciudad de San Francisco. La convocatoria, aunque simbólica, no logró generar una presencia masiva ni una reacción significativa de las autoridades locales, reflejando la tendencia general de deslucimiento de las movilizaciones a nivel nacional.
Un incidente destacado ocurrió en la Ciudad de México, donde el periodista independiente Alfredo Mancera fue agredido mientras cubría la marcha. Integrantes del Frente Nacional de Lucha contra el Socialismo lo atacaron mientras documentaba agresiones a un manifestante, e intentaron despojarlo de su equipo.
Aunque Mancera logró evadir a los agresores, sufriendo solo golpes menores, el hecho subrayó las tensiones latentes en algunas de las movilizaciones. No obstante, el incidente no fue suficiente para elevar el perfil de las protestas en la capital, que en su conjunto no lograron captar una atención significativa.
Estas movilizaciones ocurrieron en el contexto del paro indefinido de actividades administrativas iniciado el miércoles 21 de agosto por la Asociación Nacional de Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito del PJF.
A pesar del esfuerzo por mantener la suspensión de labores y organizar manifestaciones en todo el país, el paro y las protestas han tenido un impacto limitado, tanto en términos de participación como de resultados concretos. Las convocatorias, en general, no lograron consolidarse como un movimiento de presión eficaz ni como un fenómeno social de gran escala.
El Consejo de la Judicatura Federal (CJF), durante una sesión extraordinaria, había respaldado el derecho de los trabajadores a manifestarse, defendiendo la postura de la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Norma Piña.
Sin embargo, la falta de contundencia en las movilizaciones podría debilitar las posiciones de los opositores a la reforma, quienes advirtieron que la iniciativa del presidente pone en riesgo la independencia del sistema judicial. El impacto reducido de las movilizaciones contrasta con la magnitud de las preocupaciones expresadas por los trabajadores del PJF.
A pesar de los múltiples llamados a la acción y la organización de marchas en distintas regiones del país, las protestas no lograron generar un movimiento robusto o influyente, dejando en duda su efectividad para presionar al gobierno y a los legisladores en la discusión de la reforma judicial.