Lanzándose desde el tercer piso donde residía, Emilia puso fin al dolor que experimentaba derivado de su luxación de cadera, un padecimiento congénito que empeoró con los años y para el que no había cura.
La adulta mayor de 83 años residente de Zaragoza, España, se quitó la vida al ser ignorada su solicitud de eutanasia.
Cuando la Ley de la Eutanasia se volvió realidad en España, tanto Emilia como su hija trataron de hacer lo posible para acceder a este servicio, incluso obtuvieron apoyo de la asociación “Derecho a Morir Dignamente” , pero su solicitud no fue tomada en cuenta.
"Lo que ha fallado en este caso ha sido la propia puerta de entrada a la posibilidad de lograr la eutanasia. La solicitud no pasó formalmente al registro, ni cuando se presentó la primera ni cuando, quince días después, se produjo la preceptiva ratificación", explicó José Antonio Rovira, miembro de DMD en entrevista con Antena3.
A pesar de vivir en un tercer piso sin ascensor y tener las extremidades inferiores inmovilizadas, al principio Emilia conseguía bajar a la calle ayudada de un andador.
Después, subía a casa gateando, según detalla el Diario de Aragón. Ya desde 2019, su vida se limitó a ir de la cama al sofá, y viceversa, en su casa en Zaragoza, en el noreste de España. Su mente, sin embargo, permanecía lúcida.
Desde la asociación exigen que las comunidades autónomas, que tienen las competencias sanitarias, establezcan procedimientos y creen organismos para que la ley se cumpla. “Nos preocupa que algunas intenten boicotearla”, advierten.