Volkswagen ha revelado un plan de reestructuración que podría llevar al cierre de varias de sus fábricas en Alemania y a despidos masivos. La automotriz, que ha estado en diálogo con los sindicatos desde hace semanas, enfrenta la presión de reducir costos en medio de altos gastos en energía y salarios, además de una creciente competencia de fabricantes asiáticos y una ralentización de la demanda en Europa y China.
La propuesta incluye, por primera vez, la posibilidad de cerrar plantas en Alemania, lo que afectaría su histórica industria automotriz. El lunes, Daniela Cavallo, jefa del comité de trabajo de Volkswagen, informó que la empresa prepara ajustes drásticos para sostener su negocio y que se anunciarán detalles el miércoles. "La gerencia se toma todo esto absolutamente en serio", afirmó, advirtiendo que esta medida no es un simple amago en las negociaciones, sino una decisión concreta de Volkswagen ante la necesidad de adaptarse a un entorno menos favorable.
La empresa alemana, que emplea a aproximadamente 300 mil personas en el país, mantiene aún en reserva detalles sobre las instalaciones que podrían cerrar y el número de empleados afectados. Sin embargo, Cavallo advirtió que el plan podría afectar significativamente la mayor planta del grupo en Wolfsburg y resaltó que la intención de la directiva no solo busca optimizar costos, sino también asegurar la permanencia de la compañía en el mercado de vehículos eléctricos, cuya adopción en Europa y China ha sido más lenta de lo esperado.
Volkswagen enfrenta desafíos estratégicos adicionales en su intento por reducir costos: los precios de energía en Europa, especialmente en Alemania, se mantienen altos, mientras que los fabricantes asiáticos han ganado terreno en el mercado europeo con una oferta eléctrica más accesible. A esto se suma la presión sobre la producción en su país de origen, donde los costos laborales aumentan y las ventas en China, su segundo mercado más importante, muestran una desaceleración.
La posibilidad de cerrar fábricas en Alemania marca un cambio en la estrategia de Volkswagen, que hasta ahora había mantenido sus operaciones en su país de origen pese a las dificultades del sector.