• 26 de Abril del 2024

Reagrupación familiar de menores

Menores no acompañados / Facebook/Sin Trincheras

 

Puede darse el caso de que algún menor abandone su hogar por problemas de malos tratos o psicológicos o ambos, pero la mayor parte son aventureros que sueñan

 

 

Alberto Ibarrola Oyón

Escritor

"La Convención de Derechos del Niño establece que la medida de retorno y reagrupación familiar, siempre que no se trate de menores vulnerables, es el primer camino a emprender", ha recordado el ministro de Interior Grande-Marlaska ante la injusta avalancha de críticas que ha recibido por haber activado su loable proyecto de lógica reagrupación familiar para los menores de edad marroquíes que, lanzados a la aventura, cruzaron la frontera española.

Puede darse el caso de que algún menor abandone su hogar por problemas de malos tratos o psicológicos o ambos, pero la mayor parte son aventureros que sueñan, no con llevar una vida de trabajo sereno y responsabilidad adulta, sino de participar del típicamente occidental despilfarro de recursos.

Ione Belarra, integrante del mismo Gobierno, ha lanzado unas críticas totalmente desconectadas de la realidad que recuerdan aquella inaudita propuesta suya de traer a todos los africanos que lo deseen en nuestros barcos para que disfruten del desarrollo occidental. La que se equivoca gravemente es ella cuando niega el valor de la familia y el papel que ineludiblemente han de desempeñar sus progenitores en la educación de estos menores. Se trata de un valor universal, mucho más encomiable que el bienestar material.

El materialismo de algunas ideologías, por lo visto, tiende a reducir los valores morales y éticos a poder disfrutar de las ventajas materiales de Occidente. Los adolescentes magrebíes harían bien en formarse antes de abandonar sus hogares, pensar en cómo conseguir la democratización y la prosperidad de sus respectivos países de origen y, luego, en edad adulta, tomar ese tipo de decisiones trascendentes. Se comprende que luego algunos quieran viajar y emigrar, es muy natural, pero que lo hagan a su edad correspondiente.  

Afirma la ONG Save The Children que “estaríamos incumpliendo un deber moral” si se procede a su repatriación. ¿No se estaría incumpliendo un deber moral si se permite que unos menores vivan alejados de sus familias y de sus padres, en un país extranjero al albur de la vida en las calles, sin ningún arraigo social y sin ninguna posibilidad de llevar una vida normal y digna? 

Lo verdaderamente inmoral es que se les permita indefinidamente ejercer de buscavidas en un país extranjero. ¿O lo que se pretende desde algunos colectivos populistas es prometer, sin posibilidad de cumplirlo, subvenciones y privilegios a esos menores de por vida por el mero hecho de ser extranjeros? ¿Van a vivir en residencias públicas? ¿Con educación pública y gratuita y con todos los gastos pagados? 

Cuando cumplan la mayoría de edad, ¿se les asignará una renta mínima o de inclusión social indefinidamente? ¡Qué mundo tan bonito! Entonces, ¿por qué están las esquinas de nuestras ciudades ocupadas por subsaharianos pidiendo limosna? ¿No han recabado muchas mujeres migrantes en las garras de la explotación sexual? ¿Y la droga? ¿Y la delincuencia?

¿No se dan cuenta esos demagogos de que la mayor parte de esos menores con total probabilidad se verán obligados a elegir entre la mendicidad o la delincuencia y que acabarán en la cárcel a causa de la falta de posibilidades a que se enfrenta toda persona en la sociedad capitalista sin una cobertura familiar que vele por su futuro y por su bienestar?

Sin embargo, lo que realmente debería preocuparnos es que importantes instituciones españolas no tengan en cuenta el derecho y la obligación de las personas menores de edad de permanecer al lado de sus padres y de sus familias. Esto último sí que demuestra la decadencia lamentable a que abocan al país algunos sectores de la estructura política y jurídica española.

Del mismo modo, resulta patético y descorazonador que hayamos llegado a un punto de nuestro pensamiento social por el que se considere extrema derecha y fascismo a compartir un valor tan básico como que hasta no haber cumplido la mayoría de edad, los menores donde mejor estén es con sus padres, a no ser que algún problema o conflicto grave (malos tratos, problemas psicológicos, abusos sexuales, alcoholismo, violencia doméstica…) lo desaconseje por el bien de ambas partes.