• 25 de Abril del 2024

Alma Delia Cuevas, desde un lugar en donde se habla con el viento

Lo que se negó en mi familia, y en la región; ese otro idioma era cosa de mayores, de ancianos del pueblo y de algunas personas mayores

 

Selección/Márcia Batista Ramos

 

Alma Delia Cuevas Cabrera es escritora, editora y promotora cultural. También es Licenciada en Geografía por la Universidad del Estado de México. Diplomado en Creación Literaria, en la Escuela de Escritores Juana de Asbaje, Metepec, México. Participo en el Taller de Literatura Mexicana en Lenguas Indígenas por el centro de creación Literaria Xavier Villaurrutia Ciudad de México. 

Además, el trabajo de Alma Delia Cuevas Cabrera ha sido Publicada en Antologías Nacionales e Internacionales. En la Serie Poetas Mexicanas de la Biblioteca de las Grandes Naciones Volumen 6 y el poemario dedicado a las desaparecidas En 72 horas. 

Compiladora de los e-book Día mundial de la poesía, Día de la Tierra y Día Mundial de los Océanos desde 2018 a 2022. 

Publicada en Cuadernos de la Comuna Nueva Serie con Sombras y Voces. 

Creadora y compiladora del proyecto Antología Coordenadas de Voces Femeninas serie del I al XX y seis libros de los Estados como: Chihuahua, Chiapas, México, Michoacán, Ciudad de México.

 

Aquí te presentamos una muestra de su trabajo:

 

Poemario

I

Totalidad

 

Soy parte del medio, espacio eterno

ahí donde surge el movimiento, existo

antes de ser figura, soy pringa de luz sin memoria

origen en el origen; brota y muere al momento.

Ceniza de luz dispersa en polvo diminuto

ceniza de sombra dilatada en pupilas extrañas

surjo en flor brillante, en pringa del cosmos

para tener figura de mujer en su totalidad.

Donde una mano señala lo invisible y me deja ser libre

ahí donde soy mezcla de gritos continuos

ahí ojos miran lascivos, miradas hablan

soy mezcla del aire que venda mi rostro.

Vuelvo al núcleo de vida en barro y arena

formada de rama luminosa y corteza milenaria

llanto que brota de mi lugar, soy célula que escapa

soy lo negro y al instante lo blanco en ese círculo dividido

decido quitarme los ojos para ignorar lo que sucede

arranco mi boca para no volver a decir nada contra otros

como tú no sé de aromas y me deshago de mi nariz

del pelo que me estorba y me agrede ensortijado

me quito un seno y luego el otro sin cáncer.

Solo quedan mis manos ciegas en ese espacio sin fondo

mis manos no saben oler, ni escuchar la luz que vuelve

sin nada que me cohíba me desprendo de mis ropas

caen al dejar lo que me ata y no me deja ser libre 

espalda con espalda mi compañero ha tejido la red

para ser el pez y en sus manos asfixia.

Sombras en expansión de nubes, abandono

materia de ramas y corteza se encajan en mi ser

ser de aire, ser de nube, de agua, de cielo.

Abandonar miles ellos, espíritu tras espíritu

se deshojan de mi para abandonar mi cuerpo

alejar oscuridad de mi alma a pausas

desprenderme del centro de útero y matriz.

Un boquete negro ilumina mi vientre

dispersan rocas, lanzan púas a todo dolor

me oprimen como mujer desplegada de luz

de sombra discernida busco ser complemento

la mano de polvo me sentencia sobre el ritmo 

soy esencia de niebla, humo y aleja en la perpetuidad.

 

 

Lágrimas de mi útero

 

Se expande el dolor

entre manos que forman el barro

he nacido de la mujer que me alojo en sus entrañas.

Soy mujer que dará vida para proseguir el linaje

me doy al silencio del sueño entre mis brazos

desvelo que arranca la noche del arrullo.

En lágrimas de mi útero

sobrevivo del abandono de la mano fuerte

me señala entre polvo y lodo.

No soy débil, la fortaleza está a la hora de parir

a todo brillo por dentro, callada doy vida

sus ojos conocerán el mundo de mi mano.

En un susurro le pondré nombre

a quien mi descendencia será en esta tierra

la siembra se traduce en el eco del maíz

mi leche gotea para dar humedad a la sequía

mis pasos hacen surcos y dejan huella

en el alimento de mis hijos, no conocerán el hambre.

Lágrimas de mi útero

serán imitadas por todas las mujeres

como yo han venido a ser madres de luz

madres de selva, de bosques y frondas

de desiertos lejanos, madres del hielo

madres de aguas, madres de volcanes.

Madres de hombres que saben guiar al pueblo

orgullo de su lealtad sobre sus frentes.

Identidad con olor a mar, aliento de lluvias

en el sudor de su trabajo conocen de paz.    

 

A veces voces vuelven

 

Quedan huellas entre escamas; en agua revolotean sobre círculos en la superficie. Libélulas me miran a los ojos, tengo sed dentro de este mar de asfalto, tengo hambre y el maíz esta fuera de esta profundidad, donde el sargazo señala sin salida.

Mi boca abierta, mis labios se mueven, hablan y hablan, nadie me escucha. Los peces no me entienden, los pájaros vuelan tan lejos y los roedores se escabullen. Mi voz se desvanece entre ondas que atrapan sonidos intensos que nunca escuché. Entre fisuras sigo secuestrada; crece y crece este sitio ante mis ojos que nunca se cierran.

A veces voces vuelven como cardúmenes de alivio. Escucho, vuelvo a escuchar la lengua que conozco, de mi madre a mi padre la aprendí de niña, creo que vienen a salvarme, mis ancestros huyen, no puedo alcanzarles. 

Todo vuelve a ser silencio dentro del eco de mi cuerpo. La vena de un torrente me invadió de espinas, en mi piel seca hay cicatrices, me dan oxígeno para mirar, muda ante el derrumbe de mi identidad, dentro de este hiato escondido.

 

Ka menchani kurhamukuecha junkutsïndi

 

Pakarhatsïndisksï atsitakuicha tinimikuaru isï; ka itsïru uarhati umitsïndi ka uemiksï. Jarhumu ichatsïrini erhatisïndi eskuicharu, k´arhichasïnka ixú incharini k´eri japondaru jatsinskakataru, k´arhimasïnka ka ts´iri uerhakua jarhati i jahuamikuaru, jimini enka nuesï janarhitakua xarhataka ka no uerhaka.

Juchiíti p´enchumikua mitatini, juchiíti p´enchumikua jukamukuecha. Manakurhisïndi, uandani ka uandani, ka no ne kurhasïndi. Kurhuchicha nosï kurhankusïndi, ka kuinicha karásïndiksï Iahuani ka xarisïcha jirikurhisïndi. Juchiíti kurhamukua k´amarhasïndi jimesï enka jupiaka kurhandikua uinaskuicha enkani no meni kurhantiapka.

Charaskaskakuecharu isï jarhaskani xutsïni jatsiti ka k´etsïndi inte enkani exekani ka no meni mikurhika. Kurhanditsïnka, ka mendaru kurhanditsïnka uandakuani enkani mitikani, juchiti nandi ka juchiiti taáti enkani jurhekurika jiakani enkani ji nanaka sapika Isï erhokasïnka nakisï jurhakirhini kuapintani, juchiti tsïrhukaticha sïpakurhisïndiksï ka no utsïnka andankuani.

Iamindu uentasïndi p´inaskua jarhani juchiti kuirhipitaru jimbo. Ma iurhiri parhakua k´erhitatirini chekamita, juchiti k´urhipita k´arhiriru jarhati t´inpirhicha, Ka mintsitatar- hakuarhini inskutsïndi pari exeni no pe uandaparhini, inteni exeparhini Enka ch´ampakurhintaka jucharhi tsïrhukua ixú incharhini jirhikuritini.

 

*Traducido al Purépecha

Por: Santiago Amaya

 

 

Legendaria hija del sol

 

Regresas xepje te espera tu casa

se extiende en la cordillera

son refugio pinos y oyameles

de la distancia y el viento.

Con tus alas llega el inicio de la siembra

la presencia de mis ancestros

está en la sabiduría de hacer brotar el maíz

así se desconoce el hambre.

Vuelves cada invierno te contempla

vestida de amaneceres en piel de mis bosques

en meses de letargo es tu espacio el silencio.

El arrullo de mi pueblo mazahua

son el canto de tu sueño.

Xepje, xepje, xepje ya comienza la cosecha.

En frutos de la memoria inicias tu largo viaje

con la madurez en tus alas

de corazón grande, eres viajera.

Legendaria hija del sol

el alma de mis muertos te llevas

retorna a esta tu tierra

pequeña xepje, xepje

el aire siempre te espera.

 

*Xepje: Sembradora en mazahua.

 

 

Xochiquetzal

.

¡Ay abuela! 

se cultiva tu linaje, de su útero salí

deidad y sacrificio, arado en temporal.

Germina tu mirar

 en el volar de tus nietos murciélagos,

de alas extendidas pájaros

 tatuadas memorias de jaguares.

Aunque se arranquen como cempoaxochitl

con flores del mal al inframundo van

 serán flores perfumadas mixochitl.

Tu protección tenemos de lo sobrenatural

seguirte en ceremonias sagradas

hemos de honrar entre cantos

con nardos cantaremos

tu perfume nos guiara.

¡Ay abuela!

hasta el manantial de dos colores

grita nuestro origen

somos tus nietos formados

de siete pétalos de Chicomoztoc.

Eso somos y seguimos incompletos.

 

 

El otro idioma

 

Alma Delia Cuevas Cabrera

Viví como ausente de mi propia cultura, mis abuelos en su casa de pencas de nopal tan bajita como ellos, ahí en sus paredes ya secas la fibra salía para guardar sonidos que se escondían en cada rincón deshidratado el otro idioma, el que no conocía. Siempre miré a mi abuela apresurada hacer tortillas para cuando el abuelo volvía de su milpa, entre cuchicheos, algo se decían, mi abuelo era un hombre de fácil enojo, y mi abuela era dócil, siempre servidora de sus gustos, con ellos llegué a escuchar el otro idioma sin poder entender nada: otomí, hñahñu como es su nombre.

Lo que se negó en mi familia, y en la región; ese otro idioma era cosa de mayores, de ancianos del pueblo y de algunas personas mayores. Crecí aparte de esos sonidos que pocas veces escuché en mi tío mayor, el idioma que se prohibió hablar a mi padre y sus hermanos. Mi madre ahora que somos adultos dice algunas palabras a sus nietos, y a uno de ellos le ha dado por repetirlas por juego, pero nosotros no le damos su valor y tampoco importancia, no nos esforzamos por aprenderlo, lo ignoramos, lo desconocemos, ni lo queremos conocer.

No me siento un hñahñu aunque ahora sé que los pueblos de mi región tienen nombres en esa lengua y siempre los he repetido. Mis abuelos murieron y con ellos se murió ese mundo de ese otro idioma. No sé volver a sus pasos, la lejanía es mía y en esos sonidos me pierdo, lejos de la libélula que ronda el nopal, que entre sus espinas se queda tan callada como yo, sin moverse para no lastimarse a sí misma.

Soy como esa biznaga gigante, solitaria en el monte, muy cerca está el maguey que la ignora en su espacio se ensancha, nadie vino a raspar su corazón para sacar la sangre de su ser, el aguamiel, para fermentar el pulque, el quiote está tan alto, es el más alto de la región. Yo solo extraño mi tierra, tierra de hñahñus sin ser uno de ellos. 

 

 

Para restablecer el extraviado tiempo donde se habla con el viento

Alma Delia Cuevas Cabrera

No te escucharon tus hijos ni tus nietos. Mis hermanos y mis hijos. A nadie le importa entender una lengua extraña que va en desuso. A mí me enseñaron a escuchar pero no a hablar. Me dijeron que no lo hiciera porque sufriría mucho. Pero cómo si tengo oídos y todos los días, en mi niñez miré con mi corazón que repetía y repetía cada sonido que finalmente comprendí.

Mis labios mudos y mi boca vacía,  se llenaron de un mundo donde mi memoria imaginó lo que hablabas en un rincón oscuro, la noche era ideal para decirle a mi padre lo que ese día habías vivido, él a su vez te acompañaba con palabras bellas, juntos acariciaban la luna con esos ojos que me prestaron, a distancia corta estaba yo, había entrado junto a ustedes a esa visión de un mundo del cual nunca escaparía, el mundo de un niño mazahua, que no sabía de dónde venía ni a dónde iba, ya jamás sería igual que mis hermanos que hicieron caso de sus consejos, con esa pereza mental, hoy olvidan que vienen de las entrañas de una lengua que tiene voz propia,  recorrió el mundo para que nacieran.

 Ya no estás aquí madre, te escucho cuando invoco mi linaje y puedo pronunciar esa idea con la mirada de tus ojos, en este mundo que huye de su identidad, porque nos enseñaron a sentir vergüenza, cuando solo era orgullo lo que debíamos llevar en nuestro atuendo. Ya voy en ese sendero donde huellas de mis abuelos descubro al pronunciar la palabra bella que me da el viento, me da libertad y me hacer sentir que soy yo un verdadero mazahua, voy con la frente en alto, se reconoce en su color de piel, en esa forma de andar por la vida con esa identidad que no perdió, ahora la pregona y tiene ese sitio que nunca fue arrebatado porque no perdí el rumbo de esa luz que me hizo señas dentro de mi alma.

 

 

El nombre del origen

 

Alma Delia Cuevas Cabrera

En voz de lluvia sobre agua

niebla de murmullos en eco de roca solitaria

el nombre del origen están en palabras

no pronunciadas, se interrumpen

en sombras de negra espuma

se pausó su forma en mi mente

no encuentro como hablarlas

es como un pez de corrientes bravas

se escabulle entre mis dedos 

repetir una y otra vez para no olvidar

como suena esa forma de dar vida

y balbucear el renacer de otros.

Se pronuncia en la memoria

sin decir el nombre del origen

himno de olas y viento

lo que soy sin aletas

no soy un pez que brinque

y pueda volar un instante

sin esa voz que me respalde

y a mi ser le dé el nombre que le pertenece

no llegaré nunca al mar ni a su inmensidad

sin litoral, sin conchas y caracoles

en el límite de mi voz sobrepuesta en otra lengua.

 

 ***

 

 

Alma Delia Cuevas Cabrera también ha estado en Libros Especiales de esteproyecto: Lluvia en la Memoria. Un himno a las abuelas, Por nosotras, por todas 25N 2021 dedicado al Día naranja, Espejo de Libélulas M8 2022 dedicado al Día Internacional de la Mujer.

Ha sido Colaboradora en revistas como: Chonchon Finazes de Chile, Revista Poética Azahar, Flores de Otoño de Hidalgo, La gata roja de Baja California, Jñatjo de Escritores Mazahuas, Por dos años llevo la columna Ecos en Vuelo del Semanario Edomex.

Poemarios recientes: Tintes en las cuerdas de un violín por la Academia Latinoamericana de Literatura Moderna. El destierro de los pájaros de Entre pueblos. 

Compiladora de la Antología Poética Guardián del Oriente.

Creadora y compiladora del proyecto ni una lengua más extinta, ni un universo perdido

Publicando los libros bilingües del español a lenguas maternas como:

En Otomí Voces que no se apagan

Náhuatl; Ecos Ancestrales

Mazahua; En Alas de la palabra

Purépecha Alucinaciones en el lago

Zapoteco Danza entre niebla

Mazateco Reflejos en el Horizonte 

Maya: Cantos del Mayab

Odam: Raíces Milenarias

Tsotsil: Flor de la palabra

Wixarika: Ecos del Nayar

Libro especial en conjunto con la Universidad Pedagógica de Toluca, con sede en Ixtahuaca Mi bello pensamiento mazahua

Y el libro: Lo que nos contaron los abuelos del español a las lenguas maternas náhuatl, mazahua, otomí y purépecha.