Selección/Márcia Batista Ramos
Alma Delia Cuevas Cabrera es escritora, editora y promotora cultural. También es Licenciada en Geografía por la Universidad del Estado de México. Diplomado en Creación Literaria, en la Escuela de Escritores Juana de Asbaje, Metepec, México. Participo en el Taller de Literatura Mexicana en Lenguas Indígenas por el centro de creación Literaria Xavier Villaurrutia Ciudad de México.
Además, el trabajo de Alma Delia Cuevas Cabrera ha sido Publicada en Antologías Nacionales e Internacionales. En la Serie Poetas Mexicanas de la Biblioteca de las Grandes Naciones Volumen 6 y el poemario dedicado a las desaparecidas En 72 horas.
Compiladora de los e-book Día mundial de la poesía, Día de la Tierra y Día Mundial de los Océanos desde 2018 a 2022.
Publicada en Cuadernos de la Comuna Nueva Serie con Sombras y Voces.
Creadora y compiladora del proyecto Antología Coordenadas de Voces Femeninas serie del I al XX y seis libros de los Estados como: Chihuahua, Chiapas, México, Michoacán, Ciudad de México.
Aquí te presentamos una muestra de su trabajo:
Poemario
I
Totalidad
Soy parte del medio, espacio eterno
ahí donde surge el movimiento, existo
antes de ser figura, soy pringa de luz sin memoria
origen en el origen; brota y muere al momento.
Ceniza de luz dispersa en polvo diminuto
ceniza de sombra dilatada en pupilas extrañas
surjo en flor brillante, en pringa del cosmos
para tener figura de mujer en su totalidad.
Donde una mano señala lo invisible y me deja ser libre
ahí donde soy mezcla de gritos continuos
ahí ojos miran lascivos, miradas hablan
soy mezcla del aire que venda mi rostro.
Vuelvo al núcleo de vida en barro y arena
formada de rama luminosa y corteza milenaria
llanto que brota de mi lugar, soy célula que escapa
soy lo negro y al instante lo blanco en ese círculo dividido
decido quitarme los ojos para ignorar lo que sucede
arranco mi boca para no volver a decir nada contra otros
como tú no sé de aromas y me deshago de mi nariz
del pelo que me estorba y me agrede ensortijado
me quito un seno y luego el otro sin cáncer.
Solo quedan mis manos ciegas en ese espacio sin fondo
mis manos no saben oler, ni escuchar la luz que vuelve
sin nada que me cohíba me desprendo de mis ropas
caen al dejar lo que me ata y no me deja ser libre
espalda con espalda mi compañero ha tejido la red
para ser el pez y en sus manos asfixia.
Sombras en expansión de nubes, abandono
materia de ramas y corteza se encajan en mi ser
ser de aire, ser de nube, de agua, de cielo.
Abandonar miles ellos, espíritu tras espíritu
se deshojan de mi para abandonar mi cuerpo
alejar oscuridad de mi alma a pausas
desprenderme del centro de útero y matriz.
Un boquete negro ilumina mi vientre
dispersan rocas, lanzan púas a todo dolor
me oprimen como mujer desplegada de luz
de sombra discernida busco ser complemento
la mano de polvo me sentencia sobre el ritmo
soy esencia de niebla, humo y aleja en la perpetuidad.
Lágrimas de mi útero
Se expande el dolor
entre manos que forman el barro
he nacido de la mujer que me alojo en sus entrañas.
Soy mujer que dará vida para proseguir el linaje
me doy al silencio del sueño entre mis brazos
desvelo que arranca la noche del arrullo.
En lágrimas de mi útero
sobrevivo del abandono de la mano fuerte
me señala entre polvo y lodo.
No soy débil, la fortaleza está a la hora de parir
a todo brillo por dentro, callada doy vida
sus ojos conocerán el mundo de mi mano.
En un susurro le pondré nombre
a quien mi descendencia será en esta tierra
la siembra se traduce en el eco del maíz
mi leche gotea para dar humedad a la sequía
mis pasos hacen surcos y dejan huella
en el alimento de mis hijos, no conocerán el hambre.
Lágrimas de mi útero
serán imitadas por todas las mujeres
como yo han venido a ser madres de luz
madres de selva, de bosques y frondas
de desiertos lejanos, madres del hielo
madres de aguas, madres de volcanes.
Madres de hombres que saben guiar al pueblo
orgullo de su lealtad sobre sus frentes.
Identidad con olor a mar, aliento de lluvias
en el sudor de su trabajo conocen de paz.
A veces voces vuelven
Quedan huellas entre escamas; en agua revolotean sobre círculos en la superficie. Libélulas me miran a los ojos, tengo sed dentro de este mar de asfalto, tengo hambre y el maíz esta fuera de esta profundidad, donde el sargazo señala sin salida.
Mi boca abierta, mis labios se mueven, hablan y hablan, nadie me escucha. Los peces no me entienden, los pájaros vuelan tan lejos y los roedores se escabullen. Mi voz se desvanece entre ondas que atrapan sonidos intensos que nunca escuché. Entre fisuras sigo secuestrada; crece y crece este sitio ante mis ojos que nunca se cierran.
A veces voces vuelven como cardúmenes de alivio. Escucho, vuelvo a escuchar la lengua que conozco, de mi madre a mi padre la aprendí de niña, creo que vienen a salvarme, mis ancestros huyen, no puedo alcanzarles.
Todo vuelve a ser silencio dentro del eco de mi cuerpo. La vena de un torrente me invadió de espinas, en mi piel seca hay cicatrices, me dan oxígeno para mirar, muda ante el derrumbe de mi identidad, dentro de este hiato escondido.
Ka menchani kurhamukuecha junkutsïndi
Pakarhatsïndisksï atsitakuicha tinimikuaru isï; ka itsïru uarhati umitsïndi ka uemiksï. Jarhumu ichatsïrini erhatisïndi eskuicharu, k´arhichasïnka ixú incharini k´eri japondaru jatsinskakataru, k´arhimasïnka ka ts´iri uerhakua jarhati i jahuamikuaru, jimini enka nuesï janarhitakua xarhataka ka no uerhaka.
Juchiíti p´enchumikua mitatini, juchiíti p´enchumikua jukamukuecha. Manakurhisïndi, uandani ka uandani, ka no ne kurhasïndi. Kurhuchicha nosï kurhankusïndi, ka kuinicha karásïndiksï Iahuani ka xarisïcha jirikurhisïndi. Juchiíti kurhamukua k´amarhasïndi jimesï enka jupiaka kurhandikua uinaskuicha enkani no meni kurhantiapka.
Charaskaskakuecharu isï jarhaskani xutsïni jatsiti ka k´etsïndi inte enkani exekani ka no meni mikurhika. Kurhanditsïnka, ka mendaru kurhanditsïnka uandakuani enkani mitikani, juchiti nandi ka juchiiti taáti enkani jurhekurika jiakani enkani ji nanaka sapika Isï erhokasïnka nakisï jurhakirhini kuapintani, juchiti tsïrhukaticha sïpakurhisïndiksï ka no utsïnka andankuani.
Iamindu uentasïndi p´inaskua jarhani juchiti kuirhipitaru jimbo. Ma iurhiri parhakua k´erhitatirini chekamita, juchiti k´urhipita k´arhiriru jarhati t´inpirhicha, Ka mintsitatar- hakuarhini inskutsïndi pari exeni no pe uandaparhini, inteni exeparhini Enka ch´ampakurhintaka jucharhi tsïrhukua ixú incharhini jirhikuritini.
*Traducido al Purépecha
Por: Santiago Amaya
Legendaria hija del sol
Regresas xepje te espera tu casa
se extiende en la cordillera
son refugio pinos y oyameles
de la distancia y el viento.
Con tus alas llega el inicio de la siembra
la presencia de mis ancestros
está en la sabiduría de hacer brotar el maíz
así se desconoce el hambre.
Vuelves cada invierno te contempla
vestida de amaneceres en piel de mis bosques
en meses de letargo es tu espacio el silencio.
El arrullo de mi pueblo mazahua
son el canto de tu sueño.
Xepje, xepje, xepje ya comienza la cosecha.
En frutos de la memoria inicias tu largo viaje
con la madurez en tus alas
de corazón grande, eres viajera.
Legendaria hija del sol
el alma de mis muertos te llevas
retorna a esta tu tierra
pequeña xepje, xepje
el aire siempre te espera.
*Xepje: Sembradora en mazahua.
Xochiquetzal
.
¡Ay abuela!
se cultiva tu linaje, de su útero salí
deidad y sacrificio, arado en temporal.
Germina tu mirar
en el volar de tus nietos murciélagos,
de alas extendidas pájaros
tatuadas memorias de jaguares.
Aunque se arranquen como cempoaxochitl
con flores del mal al inframundo van
serán flores perfumadas mixochitl.
Tu protección tenemos de lo sobrenatural
seguirte en ceremonias sagradas
hemos de honrar entre cantos
con nardos cantaremos
tu perfume nos guiara.
¡Ay abuela!
hasta el manantial de dos colores
grita nuestro origen
somos tus nietos formados
de siete pétalos de Chicomoztoc.
Eso somos y seguimos incompletos.
El otro idioma
Alma Delia Cuevas Cabrera
Viví como ausente de mi propia cultura, mis abuelos en su casa de pencas de nopal tan bajita como ellos, ahí en sus paredes ya secas la fibra salía para guardar sonidos que se escondían en cada rincón deshidratado el otro idioma, el que no conocía. Siempre miré a mi abuela apresurada hacer tortillas para cuando el abuelo volvía de su milpa, entre cuchicheos, algo se decían, mi abuelo era un hombre de fácil enojo, y mi abuela era dócil, siempre servidora de sus gustos, con ellos llegué a escuchar el otro idioma sin poder entender nada: otomí, hñahñu como es su nombre.
Lo que se negó en mi familia, y en la región; ese otro idioma era cosa de mayores, de ancianos del pueblo y de algunas personas mayores. Crecí aparte de esos sonidos que pocas veces escuché en mi tío mayor, el idioma que se prohibió hablar a mi padre y sus hermanos. Mi madre ahora que somos adultos dice algunas palabras a sus nietos, y a uno de ellos le ha dado por repetirlas por juego, pero nosotros no le damos su valor y tampoco importancia, no nos esforzamos por aprenderlo, lo ignoramos, lo desconocemos, ni lo queremos conocer.
No me siento un hñahñu aunque ahora sé que los pueblos de mi región tienen nombres en esa lengua y siempre los he repetido. Mis abuelos murieron y con ellos se murió ese mundo de ese otro idioma. No sé volver a sus pasos, la lejanía es mía y en esos sonidos me pierdo, lejos de la libélula que ronda el nopal, que entre sus espinas se queda tan callada como yo, sin moverse para no lastimarse a sí misma.
Soy como esa biznaga gigante, solitaria en el monte, muy cerca está el maguey que la ignora en su espacio se ensancha, nadie vino a raspar su corazón para sacar la sangre de su ser, el aguamiel, para fermentar el pulque, el quiote está tan alto, es el más alto de la región. Yo solo extraño mi tierra, tierra de hñahñus sin ser uno de ellos.
Para restablecer el extraviado tiempo donde se habla con el viento
Alma Delia Cuevas Cabrera
No te escucharon tus hijos ni tus nietos. Mis hermanos y mis hijos. A nadie le importa entender una lengua extraña que va en desuso. A mí me enseñaron a escuchar pero no a hablar. Me dijeron que no lo hiciera porque sufriría mucho. Pero cómo si tengo oídos y todos los días, en mi niñez miré con mi corazón que repetía y repetía cada sonido que finalmente comprendí.
Mis labios mudos y mi boca vacía, se llenaron de un mundo donde mi memoria imaginó lo que hablabas en un rincón oscuro, la noche era ideal para decirle a mi padre lo que ese día habías vivido, él a su vez te acompañaba con palabras bellas, juntos acariciaban la luna con esos ojos que me prestaron, a distancia corta estaba yo, había entrado junto a ustedes a esa visión de un mundo del cual nunca escaparía, el mundo de un niño mazahua, que no sabía de dónde venía ni a dónde iba, ya jamás sería igual que mis hermanos que hicieron caso de sus consejos, con esa pereza mental, hoy olvidan que vienen de las entrañas de una lengua que tiene voz propia, recorrió el mundo para que nacieran.
Ya no estás aquí madre, te escucho cuando invoco mi linaje y puedo pronunciar esa idea con la mirada de tus ojos, en este mundo que huye de su identidad, porque nos enseñaron a sentir vergüenza, cuando solo era orgullo lo que debíamos llevar en nuestro atuendo. Ya voy en ese sendero donde huellas de mis abuelos descubro al pronunciar la palabra bella que me da el viento, me da libertad y me hacer sentir que soy yo un verdadero mazahua, voy con la frente en alto, se reconoce en su color de piel, en esa forma de andar por la vida con esa identidad que no perdió, ahora la pregona y tiene ese sitio que nunca fue arrebatado porque no perdí el rumbo de esa luz que me hizo señas dentro de mi alma.
El nombre del origen
Alma Delia Cuevas Cabrera
En voz de lluvia sobre agua
niebla de murmullos en eco de roca solitaria
el nombre del origen están en palabras
no pronunciadas, se interrumpen
en sombras de negra espuma
se pausó su forma en mi mente
no encuentro como hablarlas
es como un pez de corrientes bravas
se escabulle entre mis dedos
repetir una y otra vez para no olvidar
como suena esa forma de dar vida
y balbucear el renacer de otros.
Se pronuncia en la memoria
sin decir el nombre del origen
himno de olas y viento
lo que soy sin aletas
no soy un pez que brinque
y pueda volar un instante
sin esa voz que me respalde
y a mi ser le dé el nombre que le pertenece
no llegaré nunca al mar ni a su inmensidad
sin litoral, sin conchas y caracoles
en el límite de mi voz sobrepuesta en otra lengua.
***
Alma Delia Cuevas Cabrera también ha estado en Libros Especiales de esteproyecto: Lluvia en la Memoria. Un himno a las abuelas, Por nosotras, por todas 25N 2021 dedicado al Día naranja, Espejo de Libélulas M8 2022 dedicado al Día Internacional de la Mujer.
Ha sido Colaboradora en revistas como: Chonchon Finazes de Chile, Revista Poética Azahar, Flores de Otoño de Hidalgo, La gata roja de Baja California, Jñatjo de Escritores Mazahuas, Por dos años llevo la columna Ecos en Vuelo del Semanario Edomex.
Poemarios recientes: Tintes en las cuerdas de un violín por la Academia Latinoamericana de Literatura Moderna. El destierro de los pájaros de Entre pueblos.
Compiladora de la Antología Poética Guardián del Oriente.
Creadora y compiladora del proyecto ni una lengua más extinta, ni un universo perdido
Publicando los libros bilingües del español a lenguas maternas como:
En Otomí Voces que no se apagan
Náhuatl; Ecos Ancestrales
Mazahua; En Alas de la palabra
Purépecha Alucinaciones en el lago
Zapoteco Danza entre niebla
Mazateco Reflejos en el Horizonte
Maya: Cantos del Mayab
Odam: Raíces Milenarias
Tsotsil: Flor de la palabra
Wixarika: Ecos del Nayar
Libro especial en conjunto con la Universidad Pedagógica de Toluca, con sede en Ixtahuaca Mi bello pensamiento mazahua
Y el libro: Lo que nos contaron los abuelos del español a las lenguas maternas náhuatl, mazahua, otomí y purépecha.