Susana Distancia, Susana Compra, Susana Desinfectada… Para algunos que nos consideramos un poquito hipocondriacos como Sheldon Cooper, personaje de The Big Bang Theory, esta pandemia ha sido un horrible detonante y la suma de todos mis miedos.
Cuando me convertí en mamá, me volví una especie de experta en protección civil, cual Jarvis el asistente de Iron Man, en mi cabeza podía identificar todos y cada uno de los riesgos probables en cualquier espacio, desde la casa hasta la vía pública.
Esta obsesión es ahora llevada al extremo con la situación de COVID-19, por un famoso video en donde podemos ver pequeños “viruses” en cada lugar público, así como también la forma en que pasea por todos lados y cómo podemos traerlo a casa.
Es decir, cada que salgo por algo de provisiones o porque tenemos que seguir pagando deudas (de algo tiene que vivir el pobre Sr. Salinas Pliego), en automático puedo identificar los puntos de riesgo y contagio. Si de por sí soy medio paranoica, ahora peor…
He cargado en mi bolsa con cubrebocas, que afortunadamente tenía en reserva en mi casa de cuando me dio gripe tamaño “me voy a morir”, guantes de Lady Gaga en los Óscares y mi botella con atomizador llena de alcohol, más las toallitas de bebé que puse a secar y remojé en agua con cloro.
Tocar una superficie implica limpiarme las manos a conciencia, ahogarme con el atomizador en el coche encerrada, si es que antes no me quedé sin aire por culpa del controversial cubrebocas, porque nomás no se ponen de acuerdo si lo necesitamos o no.
Llegar a la casa es otra hazaña, dejar los zapatos en la entrada, quitarme todo y de inmediato rociarlo con alcohol y correr a bañarme. Después viene lo cansado, sacar producto por producto, ponerle cloro a conciencia, lavar con agua y jabón frutas/verduras, hasta la “coquita”; en este proceso se me va una hora de mi vida, por el miedo a darle la bienvenida al virus a esta, su casa.
Afuera también hay muchas familias que están extremando estos cuidados, a pesar de que la situación económica no les permite estar en casa; ese es un privilegio de solo algunos pocos, y de los políticos que seguirán ganando dinero sin hacer absolutamente nada. Se agradece la conciencia ante la situación y, sobre todo, que saben guardar las medidas necesarias para también cuidar de los suyos.
Mucho que reconocerle también a quienes integran el sector salud, que han permanecido lejos de su familia, y que además, son tratados peor que delincuentes por la ignorancia de la sociedad que piensa que serán estas honorables personas quienes van a esparcir el virus por todos lados.
Se nos olvida que el verdadero foco de contagio es seguir saliendo a pasear, que haya gente que no cree en el virus y que decidieron que la mejor manera de celebrar a los niños era hacer largas filas para comprar una pizza.
Después de todo, la misofobia de Sheldon Cooper no es tan mala idea… Si puedes, #quédateencasa.
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Itzel Salazar es comunicóloga y periodista desde hace 17 años. Apasionada de las letras, la música y la fotografía, se declara Millenial por resignación, más no por convicción. Actualmente ha encontrado en las Relaciones Públicas y la docencia su nuevo amor.
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