• 28 de Abril del 2024

Jaime López 69 y llueve, en la ciudad frontera

Cascarea con el lenguaje y la música para sintetizarlo en tres actos, dos horas de canciones y un monólogo en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris

 

En el principio es el ritmo. El lenguaje es como un juguete, como un balón que vas cascareando. Sentado en el foyer del Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, Jaime López desvela parte de su vocación fronteriza, norteña, chilanga, rockera: Esta gran ciudad es una frontera, donde confluye todo.

Nacido en Matamoros, Tamaulpas, en 1954, en Jaime confluyen la poesía del arrabal, la palabra fácil, nutrida, juguetona y la claridad para expresar sus ideas de manera contundente. Jaime López López 69 y llueve es un monólogo musical escénico a través de sus propias canciones sin más punto de referencia que lo que va suceder.

—¿Qué nos puedes decir del Jaime poeta?

Yo no soy poeta, yo sí trabajo—suelta ante la risa sorprendida de la concurrencia.

Recientemente publicó el poemario paramecio El Cantar de Casimiro, ecos de dos tradiciones literarias: la del haikú y la picaresca del Siglo de Oro español unidos por un estilo ácido, paródico y urbano de la pluma de Jaime López.

“Cuando hablo pretendo disfrutarlo, desde el punto de vista musical, entre otras razones, porque no conozco otro”, afirma durante una charla en la que recuerda que es un hombre nacido a mediados del Siglo XX, por lo que muchas de las cosas de esas generaciones le atañen de manera irremediable.

Uno de los compositores influyentes en la cultura pop mexicana y ha creado canciones que abordan temas cotidianos, el amor y el desamor, utilizando un ingenioso juego de palabras y lenguaje callejero.

Su influencia en la cultura pop mexicana se evidencia en canciones como Chilanga Banda, que se ha convertido en un himno colectivo. “Ver a Café Tacvba interpretando Chilanga Banda me devuelve al lugar de espectador”.

Siempre ocurrente. Jaime recuerda que ha rodado en varias bocas. “Muchas de las versiones de mis canciones son mejores que las mías. Me siento como una piedra rodando”, declara al recordar que Cecilia Toussaint, Café Tacvba y muchos otros artistas han hecho versiones de sus canciones.

El próximo 2 de septiembre, Jaime cantará muchas de esas canciones. A través de su voz, cuerpo, armónica y guitarra, López llevará al público en un viaje a lo largo de su carrera, interpretando sus temas icónicos. Lo hará en solitario con su voz, su guitarra y una harmónica.

Le ha tocado estar solo ante el escenario del Esperanza Iris. Tiene con qué defenderse. Por alguna razón los proyectos colectivos no le han funcionado. Declara la muerte de los Tristones de Puerto Bagdad, grupo que formó con Carlos Avilez (bajista de La Cuca), en el que cantaban versiones de temas clásicos norteños.

A pesar de su actitud rebelde y su independencia de posturas políticas, ha dejado una huella duradera en la escena musical.

Las letras de Jaime son inteligentes y desinhibidas, abordando la cotidianidad de la sociedad citadina, el amor y el desamor, todo ello con un toque de humor y juego de palabras. Su estilo abarca géneros como rock, tropical, ranchero, blues y bolero, destacando su versatilidad y creatividad.

Delante de los periodistas Jaime declara que quizá su canción favorita, entre un repertorio inmenso de composiciones es Corazón de cacto, tema indispensable en cualquier concierto del músico chilango.

Su participación en el Festival OTI en 1985 con la canción Blue Demon Blues dedicada a la lucha libre, aunque obtuvo el último lugar, destacó por su referencia a figuras icónicas de la televisión como Mario Moreno Cantinflas.

Sus intérpretes son diversos y abundantes, aunque él mismo ha sido desde el principio su propia voz cantando la mayoría de las veces a solas con su guitarra y en no pocas ocasiones acompañado por una gran variedad de músicos.

Jaime López 69 y llueve se representará en tres actos.

“Primer acto: el escenario es el lugar más íntimo. Todo se nota. Para bien y para mal. En él no hay pasado ni presente, sólo por venir. El intérprete de sí mismo, ahí en la tabla floja no tiene tiempo

de recuento, antología ni nostalgia, más que saber de qué está hecho aquí y ahora en el acto instantáneo que trasciende… o no.

“Segundo acto: Como en el encierro de más de seis toros de un matador solitario, o nomás en su tinta cual pulpo en menú, o, así, derecho, en las rocas igual que el buen wisky, se pone a escribir al aire en la acción escénica de un concierto.

“Tercer acto: Jaime López 69 y llueve es el monólogo musical escénico a través de sus propias canciones. Dos horas suficientes para dar atmósfera al Teatro de la Ciudad Esperanza Iris”.

Como autor, compositor, guitarrista y cantante, ha criado algunos discos, uno que otro libro, pero, sobre todo, animal de escenario, al fin y al cabo, innumerables espectáculos en vivo y en directo a partir de sus canciones, reconoce antes de pedir una pausa para ir a echar una firma. Luego lo veremos en el escenario convertido en el mítico fronterizo.

Fotos: Norma Fuentes