Lo hace Doña Bertha -como la llaman respetuosamente sus huestes- cada vez que viene a la tierra en que los poblanos lo eligieron a él como gobernador.
La luchadora de izquierda fue la única personalidad de relevancia nacional que estuvo este martes en el Tercer Informe de “Clau”. (Por cierto, hasta las primeras horas de este miércoles, ni una solo foto o comentario sobre su visita a Puebla había subido Luján a sus redes. Mucho orgullo, que digamos, no evidencia).
El mismo Presidente de la República evitó a la alcaldesa capitalina en su visita al estado, entre el domingo, a Huauchinango, y el lunes, a Puebla capital. Por algo será.
A Luján, cuya “fiel alumna” es Rivera Vivanco -recordó en su conferencia matutina el gobernador-, le falta información o la ignora por algún interés específico.
Incluso candidateó a Ema Eloísa Vivanco Esquide para la dirigencia estatal del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), a pesar de que ese grupo que encabeza ella, junto con su hija, le ha fallado gravemente a Bertha en el pasado reciente.
Previo al proceso electoral concurrente, que tuvo su cita en las urnas el 6 de junio, los aspirantes del grupo de Doña Bertha fueron muchos, por todo el estado y para todos los cargos.
Una fuente de esa corriente morenista, cuyo nombre omitimos por obvias razones, aseguró que se llegó con el clan Vivanco al acuerdo de prodigarse apoyo mutuo.
Luján avaló, entonces, respaldar las aspiraciones de ese grupo en varias posiciones en Puebla y, particularmente, el sueño reeleccionista de “Clau”, con los resultados desastrosos y expansivos para Morena, que ya todos conocemos en la capital y en la zona conurbada.
Sin embargo, el grupo Vivanco no correspondió con los aspirantes de Doña Bertha.
Precandidatos lujanistas a diputados locales y federales y a alcaldes se quedaron sin el prometido respaldo del grupo Vivanco, que tan poco era ni importante ni definitorio.
La razón fue simple: el clan Vivanco prefirió aliarse con el enlace del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), Carlos Alberto Evangelista Aniceto, y con el secretario general en funciones de presidente estatal, Édgar Garmendia de los Santos, los dos están denunciados por “vender candidaturas”.
No hubo candidaturas para los lujanistas poblanos, a pesar de que ellos sí respaldaron a “Clau”.
En el fondo, la alianza del grupo Vivanco fue, en realidad, con el presidente del CEN y adversario de Doña Bertha, Mario Martín Delgado Carrillo.
Supo Doña Bertha de esa afrenta, pero la perdonó o convenientemente la olvidó.
Su desmesurado e inexplicable cariño hacia Claudia y su mamá también sólo puede entenderse en el contexto personal, porque en el terreno político, ella no ha recibido ni satisfacciones, ni motivos de orgullo de la presidenta municipal saliente.
Dijo este martes, en entrevista, que “a lo mejor ahí faltó voluntad política para que hubiera un buen una buena coordinación en el trabajo” de Barbosa con Claudia.
Sin embargo, los yerros de Claudia Rivera son solamente atribuibles a ella misma y a sus colaboradores. A nadie más.
Las cifras crecieron en inseguridad alarmantemente. Como ejemplo está el incremento en el actual trienio del narcomenudeo en la ciudad, que subió 691 por ciento, de acuerdo con el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) y la Fiscalía General del Estado (FGE).
El Centro Histórico está invadido por los ambulantes, la prostitución está en el primer cuadro, los baches son elementos del paisaje urbano, la ciudad está como “una casa abandonada”, según la describió el coordinador de los diputados locales del PAN, Eduardo Alcántara Montiel.
El panista, ex titular de Gobernación Municipal entre 2011 y 2014, también asegura, con argumentos sólidos, que es un error suponer que el pago de la deuda del municipio es un “logro”, porque en realidad es producto de la incapacidad de la actual administración para ejercer el gasto.
Y así, hay cientos de señalamientos todos medibles y palpables, de que Rivera Vivanco realizó una pésima administración, y es evidente que se envolvió en la bandera del falso feminismo para justificar su ineficiencia y presunta corrupción galopante.
Si a pesar de tantas fallas, sin un solo logro que presumir, pese a los señalamientos tan graves, incluso penales, Doña Bertha sigue apuntalando a su alumna, entonces no hay razones que valgan. Es su tema personalísimo, aunque sea injustificable.
Eso va ya mucho más allá de la complacencia y comienza a parecer consciente conjura.